La opinión de Luis Jiménez | El Tour de Francia de Tadeo y Jonas: 1ª semana

Lunes: El Tour abandona el País Vasco después de dos días memorables, con casi un millón de espectadores siguiendo, animando y disfrutando de la carrera. La caravana regresaba a Francia, para terminar en Bayona victoria de Philipsen en un sprint peligroso, en curva, en el que cerró a Van Aert. Tras la revisión de la llegada por los comisarios, se le mantuvo el triunfo. El belga del Alpecin apunta a hacer un Tour memorable.

Notas mentales: ¿quién diablos diseña los finales de etapa, un sádico, un temerario o ambas dos? ¿Está corriendo otro de los que se retira este año, Peter Sagan? Ni se le ha visto.

Martes: Fumada espectacular del pelotón. Otra vez. Vale que no todos los días tienen que ser una fiesta y que lo vivido en Euskadi fue muy fuerte, pero esto ha sido duro. Ni siquiera se intentó una triste fuga. Mala imagen para el conjunto del pelotón después de tres días brillantes. Final muy complicado en un circuito de velocidad, con numerosas caídas y, lo peor, el abandono de Luis Leon Sánchez, el lanzador de Cavendish, tras fracturarse la clavícula izquierda. Nuevo triunfo de Phillipsen, de nuevo con un lanzamiento tipo Forrest Gun de Van der Poel. Cav tendrá que esperar.

Nota mental: Vale que quien paga, manda pero hasta en eso tendría que haber sus límites. No ha sido la primera vez pero, ¿un circuito de velocidad? Ya les vale…

Miércoles. El Golpe de Estado en el Marie Blanque. El danés Jonas Vingegaard olió el inconfundible aroma de la debilidad de Pogacar y lanzó un ataque bestial para meter 53 segundos al esloveno. Cuidado que en la fiesta de Tadeo y Jonas se ha autoinvitado el australiano Jai Hindley. El ganador del Giro conquistó en solitario Laruns. Brilló en la Marmolada para ganar el Giro. Los Pirineos pueden marcar el camino de este Tour.

Nota mental: espero que no, que la carrera no quede decidida tan pronto. En Iñigo San Millán confío plenamente para que lo de Pogi haya sido solo un bluff. No es que vaya descaradamente con Pogaçar…o sí. Qué más da. Que queremos que siga la fiesta.

Jueves. El día en el que Wout van Aert contestó a todos aquellos que le acusaron de ser un ciclista poco solidario y egoísta, cuando tiró a ritmo endiablado de la carrera durante prácticamente toda la etapa. De nuevo, trabajo coral de Jumbo para rematar la faena del día anterior aunque no contaron con un factor inesperado: el ataque seco de Pogacar, ante el desconcierto de Vingegaard, dejando al danés como líder de la clasificación, con una exigua ventaja sobre el esloveno. La mejor etapa en mucho tiempo en el Tour, aunque no estará suponemos Jay Hindley muy de acuerdo con esta afirmación. El australiano se dejó el maillot amarillo y casi hasta el apellido ¿Y lo de Carlos Rodríguez? La reválida del granadino, con libertad por parte del equipo y quinto en la General ¿Soñamos?

Nota mental: A van Aert sólo le queda ganar una etapa para saludar, casco en mano, al respetable público y decir cuando abandone la carrera para ser papá: ahí os quedáis, máquinas.

Viernes. Jasper Philipsen sigue empeñado en ser el hombre más rápido del pelotón. Tres de tres en las llegadas al sprint, negando en Bourdeos a Cavendish la posibilidad de superar el récord de Merckx. Aquí nadie regala nada, dice el belga. El expreso de la Isla de Man tendrá, por tanto, que esperar un día más.

Nota mental: ¿tienen prisa por llegar a algún sitio que ignoramos? Este año puede ser el más rápido en la historia de la carrera. Como diría mi abuela, si es que van como locos.

Sábado. La habitual llegada a Burdeos, nuevo día para los sprinters, nueva oportunidad para que Cavendish optara a superar el récord de Merckx hasta que todo saltaba por los aires. Una caída absurda y una clavícula rota en un momento de la carrera sin particular tensión. El mundo se detuvo por un instante, un dramático instante. La mirada perdida del corredor, el anuncio del abandono y un sueño que se tendrá que enterrar…o no. Astana ya ha anunciado que quiere repetir el reto en 2024, siempre y cuando Mark Cavendish quiera volver a intentarlo. Por cierto, ganó Mads Pedersen en una bestial muestra de fuerza frente a Jasper Philipsen. Vatios para iluminar dos Tour de Francia.

Nota mental: He perdido la cuenta de los sprints que he visto en mi vida y me sigue sorprendiendo una cosa: ignoro la razón por la que no se matan. Tipos que pedalean a más de 70 km/h en finales a veces absurdos, que no conocen ni a su padre con tal de ganar y que, sin embargo, llegan indemnes la mayoría de las veces al hotel. Un fenómeno asombroso.

Domingo: El Puy de Dôme, el volcán que se sube como una caracola que nos recuerda a Poulidor y Anquetil; a Ocaña, Julio Jiménez y Bahamontes. Ganó Michael Woods (¡vaya alegrón, oigan, que lo tengo en mi equipo del Fantasy!), y Tadeo retó una vez más a Jonas. Treinta segundos de ataque en el tramo final de la subida para seguir arañando segundos en la clasificación. Tadeo, 2-Jonas, 1.

Nota mental: ¡Que no se acabe nunca este Tour de Francia!