La Vuelta 2018: ¿Se está echando de menos a Chris Froome y al rodillo del Team Sky?

La Vuelta 2018 es la primera grande desde el Giro de Italia del año pasado en la que el Team Sky no tiraniza la clasificación general ni controla a su antojo la carrera. El hecho de que no corra Froome o la escuadra inglesa no esté pasando el rodillo con su formación de gala permite más emoción entre el resto de aspirantes, unas distancias estrechas en la general y la sensación de que nadie controla o quiere controlar la situación. Pero la ausencia del temor que infunde la potencia del Sky también tiene su lado negativo, que no es otro que el miedo a ganar o simplemente a no perder de actores como Simon Yates, Nairo Quintana, Alejandro Valverde, Miguel Ángel López u otros ciclistas más alejados en la general como Steven Kruijswijk o Thibaut Pinot.

Tour de Francia y Vuelta a España de 2017, Giro y Tour en este 2018 son las grandes vueltas que de forma consecutiva ha ganado el Team Sky dejando pocas o prácticamente ninguna opción a sus rivales. La ausencia de Chris Froome y todo el potencial inglés está generando que los cuatro primeros clasificados en la general de esta Vuelta a España 2018 estén separados por menos de un minuto con sólo seis etapas por disputar. Emoción en estado puro y presumiblemente llevada hasta el extremo en la etapa del próximo sábado 15 de septiembre en Andorra.

Pero sin el Team Sky, equipo criticado por rivales y aficionados por su superioridad física y táctica en las grandes vueltas, ha estallado un inmenso miedo a ganar por parte de los grandes actores de esta Vuelta y también sonadas discusiones (sí, las de Valverde y Quintana a Simon Yates y el Mitchelton-Scott) por ver quién toma el mando de la carrera o tira en cabeza del pelotón. Dijo Alejandro que Yates “quiere ganar de gratis”, pero a la hora de la verdad ni el murciano ni su compañero de filas colombiano están plasmando superioridad alguna.

Es la realidad de esta Vuelta, y es la realidad sin un Team Sky aplastante. Especialmente en el Tour de Francia el aficionado se desespera porque Froome no ha tenido rivales o porque un gregario como Geraint Thomas ha podido llegar vestido de amarillo a París. Esos mismos aficionados son los que están asistiendo a esta Vuelta a España esperando ataques y otro tipo de ciclismo menos robótico, con más ataques, con más improvisación, pero apenas están viendo cortos y escasos movimientos sin asumir en ningún caso un papel principal. Tal vez no haya piernas, pero nadie está siendo un dechado de mentalidad… ganadora.

La realidad del Team Sky no obstante está siendo tozuda para sus intereses. Mientras Geraint Thomas y Chris Froome se estaban dando un baño de masas en las calles de Londres y durante todo el Tour de Gran Bretaña, en el que se anunció la renovación del galés y vigente campeón del Tour de Francia por tres temporadas más, en esta Vuelta a España han visto cómo lamentablemente David De la Cruz no está cabalgando entre los mejores de la general y cómo los prometedores jóvenes Tao Geoghegan Hart o Pavel Sivakov (retirado por una caída) se están dando de bruces con su propia inexperiencia y la dureza de una gran vuelta.

Es difícil ser el mejor del mundo siempre o al menos en las tres grandes vueltas, aunque Michal Kwiatkowski haya sido líder de la carrera, haya estado a punto de ganar una etapa e incluso diera la impresión de que podía haber reventado la carrera y alertado a los mejores colocados en la general camino de Les Praeres de Nava. La mala suerte también ha estado presente con la caída de Van Baarle tras cruzar la meta en Estaca de Bares y su posterior retirada. Ni el más rico y poderoso está exento de las miserias del ciclismo. Puede que en el fondo estemos echando de menos al más alto y al más guapo en esta Vuelta a España 2018. Y puede que sus rivales, también.