Ronda Rousey nunca lo tuvo fácil para triunfar: Origen modesto, infancia difícil, judoca y luchadora excepcional

No cabe la menor duda de que Ronda Jean Rousey es una mujer de carácter. Un carácter forjado desde la niñez, marcada por el accidente que rompió la espalda de su padre biológico, que posteriormente se quitó la vida cuando la pequeña Ronda tenía tan solo 8 años. Rousey también tuvo que luchar contra la disprasia verbal, un desorden que impide a los niños pronunciar sonidos, sílabas y palabras, provocado por haber quedado el cordón umbilical enrollado durante el parto. También influyó en su fuerte personalidad la figura de su madre, Ann Maria de Mars, la primera estadounidense en ganar un Campeonato del Mundo de Judo, en 1984. Estaba claro que Ronda iba a seguir sus pasos.

El tatami fue el hogar de Rousey durante muchos años y donde consiguiera sus primeros éxitos. Casi como tradición familiar, se convirtió con solo 17 años en la deportista más joven del país en clasificarse para la competición de judo en la cita olímpica de 2004 en Atenas, aunque no pasó mucho tiempo en Grecia ya que fue eliminada en la primera ronda. Ese mismo año, ganó el Mundial Junior de Budapest, el primer oro como judoca a nivel internacional. Ronda Rousey logró la medalla de plata en el Mundial de Río en 2007 y subió al podio olímpico en Pekín con la medalla de bronce, el primer metal de una mujer norteamericana en la historia de este deporte.

Ronda se retiró con tan solo 21 años, mudándose a California y con recursos muy escasos. El judo, por desgracia, no le dio para tener una vida desahogada por lo que se tuvo que buscar la vida como camarera para poder subsistir al tiempo que se entrenaba en las artes marciales, que ya conocía desde su etapa como judoca a través del mito de la UFC, el armenio Manvel Gamburyan, un nuevo giro en su vida en el que reconoció que pasó “tres años seguidos llorando cada noche de entrenamiento”. El sufrimiento y la dura práctica dieron sus frutos.

Rousey debutó en agosto de 2010 derrotando a su rival en tan solo 23 segundos, iniciando una temible carrera amateur con rápidas victorias utilizando las técnicas aprendidas en el judo. Un año después, en 2011, se introdujo de lleno en el mundo profesional en el torneo, King of the Cage: turning point, sometiendo a su rival, Edienne Gomez, en apenas 25 segundos. Agresiva, con un arsenal importante de golpes, sus combates son todo un espectáculo, con rivalidades míticas, como con Holly Holm o Amanda Nunes, es considerada una de las mejores, más determinantes y dominantes en toda la historia de la UFC, la primera mujer en ingresar en el Salón de la Fama y la primera campeona del peso gallo femenino en esta modalidad.

Obviamente, como en todas las historias de famosos hay una cara B. Ronda Rousey introdujo el trash talking en la lucha femenina, lenguaje soez para provocar a las rivales. Nada personal, solo negocios. También criticó en el Show de Oprah a Michael Phelps por hacer vida al margen, como una diva (textual) de los olímpicos estadounidenses en Pekín, incluidos los NBA, con un contundente: “who the hell are you”, que se podría traducir como, “quién **** te crees que eres”; por no hablar de sus cuitas con Kim Kardashian, de quien afirmaba que su Reality no era más que un escaparate de sus hazañas sexuales. Tal cual. Hablando de sexo, Ronda es partidaria de tener todo el sexo que pueda antes de pelear porque así aumenta el nivel de testosterona en su cuerpo y la convierte en un arma letal con, por ejemplo, su famoso arm-bar, luxación del brazo, técnica procedente de judo que defiendió con su habitual pasión cuando un comentarista de TV tuvo la mala idea de criticar a la peleadora por usarla: “Shut the f–k up! You don’t even know what you’re talking about, okay? My armbar’s perfect, f–k you!”. No necesita traducción.

Ronda Rousey inició su carrera cinematográfica en 2014 participando en The Expendables 3 (Los Mercenarios, fue su título en España) con el papel de Luna y compartiendo cartel con Sylverter Stallone, Jason Statham, Wesley Snipes, Mel Gibson, Harrison Ford o Antonio Banderas. Posteriormente, participó en la 7ª entrega de Fast and Furious, de Vin Diesel, Paul Walker y Dwayne “The Rock” Johnson, en el papel de Kara, la jefa de seguridad de un multimillonario de Abu Dhabi; se interpretó a si misma en Entourage, film que daba continuidad a la serie de HBO del mismo nombre; Mile 22, junto a Mark Wahlberg y John Malkovich, con el papel de agente de la CIA, Samantha ‘Sam’ Snow; en Los Angeles de Charlie, versión 2019, haciendo un cameo como instructora, ya se imaginan de qué, de las mismísimos ángeles; y por último, la autobiográfica de 2019, Through My Father’s eyes, en la que Ronda habla de sus orígenes humildes y el espíritu indomable y luchador que forjaron una carrera deportiva sencillamente excepcional. Seguramente por ello, y como curiosidad final, la patrulla aérea de exhibición de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF), los Thunderbirds, bautizaron a uno de sus F-16 Fighting Falcon con el nombre de Ronda Rousey.