Blog Julio García Mera: Del Big Data al Big Mac

Acumulamos información y se nos escapa la comprensión.

Hubo un tiempo en el que la información que nos llegaba era suficiente para entender lo que nos rodeaba. Ahora, con el crecimiento exponencial de la tecnología, la comprensión ha hecho aguas por todas partes. Tenemos mucha más información de la que podemos gestionar. El Big Data es un Big Mac imposible de digerir.

¿Por qué el dato ha sustituido al sentido común y a la observación del experto?¿Por qué periodistas, entrenadores, jugadores y aficionados necesitamos acudir a los números para entender lo sucedido sobre la cancha?

La explicación la han dado numerosos pensadores, como Savater o Postman: Los datos son redondos, fiables. Nunca traicionan y siempre ofrecen respuestas. Los jugadores, sin embargo, son ambiguos y siempre generan preguntas. Por eso las estadísticas acaban imponiéndose. El jugador queda en un segundo plano. Porque las cifras aportan algo que jamás aportará ningún deportista, a saber: certidumbre, seguridad y exactitud perpetuas.

Siempre que se habla de herramientas y artilugios, recuerdo el discurso que ofreció Gabriel García Márquez en Los Ángeles sobre la mejor profesión del mundo: “Antes de que se inventara la grabadora, el oficio de periodista se hacía con tres instrumentos indispensables que en realidad era uno solo: la libreta de notas, una ética a toda prueba y un par de oídos que los reporteros usaban todavía para oír lo que se les decía. Pasó algún tiempo antes de que los periodistas las usaran para ayudar a la memoria y más aún para que algunos les encomendaran la grave responsabilidad de pensar por ellos. El problema parece ser que el oficio no logró evolucionar a la misma velocidad que sus instrumentos, y los periodistas se quedaron buscando el camino a tientas en el laberinto de una tecnología disparada y sin control hacia el futuro. Lo cual para los periodistas empíricos de antaño debe ser como encontrarse en la ducha con el papá vestido de astronauta”.

No sé si habréis encontrado a vuestro padre disfrazado de alguna manera en la ducha, pero algo sí nos queda claro: Gabo considera que la grabadora nunca ocupará el lugar del periodista porque "no es un sustituto de la memoria, la grabadora oye, pero no escucha; graba pero no piensa; es fiel pero no tiene corazón, y su versión literal no se verá tan fiable como la de quien pone atención a las palabras vivas del interlocutor y las valora con su inteligencia”.

Algo así es lo que sucede con el scouting, las estadísticas, el Big Data y todas las tecnologías relacionadas con el deporte: todas ayudan, todas nos mejoran. Son una referencia, una forma de ver más allá, una manera de arreglar problemas que se nos escapan. Y nos ayudan a tomar mejores decisiones. Pero jamás podrán reemplazar la inteligencia de alguien con miles de horas de experiencia en el deporte. Son herramientas para que pensemos mejor. Pero jamás podrán pensar por nosotros.