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Historias Eurosport: 15 años de la eliminatoria que dio por comenzada la 'Era Mourinho'

Anton Lestón

Actualizado 16/03/2019 a las 10:30 GMT+1

Oporto y Manchester United se han convertido en los dos equipos más asequibles de estos cuartos de final. Incluso se habla de que Barça y Liverpool han tenido suerte en el sorteo. Pero hace quince años la situación de portugueses e ingleses era muy distinta. Los primeros aspiraban a una élite en la que ya estaban los 'Red Devils', y su enfrentamiento en octavos, marcaría un antes y un después.

Jose Mourinho

Fuente de la imagen: Eurosport

Pocas veces en la historia deporte un solo hombre ha despertado tal contradicción de sentimientos. O lo aceptan, o lo rechazan. O es amado, u odiado con la más alta de las tirrias. Pero nunca indiferente, jamás ha pasado desapercibido. Así es José Mourinho, que comenzó su ascenso hacia el olimpo del fútbol en Oporto y concluyó su peor pesadilla en el Teatro de los Sueños.
En realidad, Oporto y Manchester sirven para definir lo que ha sido y es el técnico portugués. Ambas ciudades, para bien o para mal, han sido claves en su trayectoria. Por eso, el inicio del Mourinho más conocido debe situarse un 9 de marzo de 2004, cuando en Old Trafford, los dos equipos se jugaban el pase a los cuartos de final de la Champions League.
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Jose Mourinho 2004

Fuente de la imagen: Getty Images

No eran unos octavos de final más, eran los primeros que se disputaban en el formato Champions League que, con once años a las espaldas, decidió dejar de lado la doble liguilla para entusiasmar a los aficionados con la imprevisibilidad de las eliminatorias, que sí habían existido en la ya extinguida Copa de Europa.

UN TÉCNICO NUEVO PARA RECUPERAR LA VIEJA GLORIA

Precisamente bajo esa denominación se había visto al último gran Oporto, aquel de Futre en 1987. Pero la realidad de los primeros años del nuevo milenio era muy distinta. La construcción de uno de los primeros estadios modernos de todo el continente estaba repercutiendo en la competitividad de un club más acostumbrado a ganar que a perder en su país. Por ello, en enero de 2002, con el equipo navegando por la mitad de tabla, la directiva cambió el rumbo y decidió contratar al técnico revelación de aquel campeonato, al entrenador de un Leiria que era quinto clasificado, a un tal José Mourinho.
‘Mou’ no tardó en dar con la tecla, ganó once de los quince partidos que dirigió esa temporada y metió al equipo en puestos de acceso para la Copa de la UEFA. Solo un año más tarde, su nombre ya era conocido en toda Europa al ganar el triplete, con aquella final ante el Celtic en la Cartuja de Sevilla como punto más álgido de la todavía incipiente carrera del manager.
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Porto-Celtic 2003

Fuente de la imagen: Getty Images

Por ello, que el Oporto estuviese entre los 16 mejores del continente en 2004 tan solo era sorpresa para los más despistados. Se habían clasificado en un grupo difícil, en el que se habían enfrentado al Olympique de Marsella de Didier Drogba, al Partizan de Belgrado y al Real Madrid. No consiguieron una victoria hasta el tercer encuentro, en Francia, y se clasificaron segundos por detrás de ‘Los Galácticos’.
El conjunto que por aquel momento dirigía Queiroz, supuso el primer gran rival para el proyecto que Mourinho pretendía consagrar en Oporto. En la ida, los blancos fueron muy superiores y vencieron 1-3 con goles de Solari, Helguera y Zidane. Pero en la vuelta, un empate (1-1) hizo ver que ‘Los Dragones’ eran un equipo a tener en cuenta para las rondas decisivas. Al final, ambos se clasificaron de manera holgada para octavos de final. Una ronda donde estarían los cuatro equipos españoles de aquella edición (Real Sociedad, Celta, Dépor y Madrid).
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Real Madrid-Porto 2003

Fuente de la imagen: Getty Images

EL SPRINT HACIA EL ESTRELLATO

Sin embargo, el sorteo pareció truncar las esperanzas de casi todos los involucrados en aquel equipo del norte de Portugal. No surtió el mismo efecto por supuesto en su técnico, que advirtió en la previa que su rival era un equipo “en reconstrucción”. El rival, sería nada más y nada menos, que el millonario Manchester United.
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Jose Mourinho

Fuente de la imagen: Getty Images

No hace falta recordar el favoritismo con el que llegaba el conjunto dirigido por Sir Alex Ferguson, campeón vigente de la Premier y con siete temporadas consecutivas clasificándose a los cuartos de final. Pero los Carvalho, Maniche, Deco y compañía estaban dispuestos a poner patas arriba los pronósticos y así lo querían demostrar desde el primer minuto de la eliminatoria, que iniciaría en el impecable estadio Do Dragao. No fue fácil cuando Quentin Fortune adelantó a los de Manchester en los primeros minutos.
El gol despertó a los locales, que fueron llevando el partido hacia el terreno que mejor dominaban. Un choque en el que pudieran sacar beneficio de esa presión asfixiante en campo contrario que habían puesto de moda en todo el continente. Y remontaron. Dos golazos de McCarthy y una roja directa a Roy Keane, sirvieron para tomar ventaja de cara a la vuelta.
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Manchester United-Porto 2004

Fuente de la imagen: Getty Images

Dos semanas más tarde, el panorama había cambiado drásticamente. Deco ya empezaba a ser nombrado en las conversaciones que discutían por encontrar al próximo crack mundial y Mourinho ya centraba el interés de gigantes como el Liverpool o de ambiciosos proyectos como el Chelsea. Sin embargo, en aquel momento defendían al Oporto, y estaban convencidos de que podían situarlo entre los mejores de Europa.
En Old Trafford, el Manchester se plantó con numerosas bajas y con una curiosa novedad: Djemba Djemba sería el encargado de llevar el timón de un equipo que se clasificaría de ganar por 1-0. Los de Ferguson comenzaron arrollando y en el 30’, Scholes hizo el primero ante un Oporto que, de nuevo, no encontraba respuesta.
Tras el descanso, el tiempo corría a favor de los locales, y aunque la defensa lusa había logrado detener por completo el peligro que causaban Van Nistelrooy, Giggs o Saha, el ataque de Mourinho no intimidaba a la portería de Tim Howard. Llegó el minuto 90, y la afición del Teatro de los Sueños coreaba eso de ‘Glory Glory Man United’ para celebrar el pase a Cuartos un año más. Solo quedaba una última bala, una falta lejana que Deco podría colgar para buscar el remate de Jorge Costa o Carvalho.
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Manchester United-Porto 2004

Fuente de la imagen: Getty Images

Pero no fue así, el héroe de la ida, el sudafricano Benny McCarthy, decidió golpear a portería y el disparo sorprendió a un Howard que no fue capaz de despejar correctamente. El rechace quedó muerto en la frontal del área pequeña y Costinha, que ya había marcado en el Bernabéu, hizo el empate. El gol, desató la primera imagen icónica de José Mourinho, que inició una carrera en busca del héroe desde el banquillo que ejemplificó a la perfección la velocidad con la que se había instalado entre los mejores estrategas del fútbol mundial. El Oporto estaba entre los ocho mejores del continente. El Oporto volvía a ser un grande.

UN EQUIPO INVENCIBLE

En Cuartos, con potenciales rivales como Real Madrid, Milan o Arsenal, tuvieron la “suerte” de verse las caras con el Olympique Lyon. El cuadro francés, que contaba con telentos emergentes de la talla de Edmilson, Essien, Diarrá, Juninho, Malouda o Elber, nada pudo hacer en el partido de ida ante una de las mejores actuaciones de los lusos en aquel campeonato. Un 2-0 en Do Dragao y un definitivo 2-2, con Maniche como héroe en Gerland, clasificaron de nuevo a los blanquiazules para unas semifinales históricas.
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Olympique Lyon-Porto 2004

Fuente de la imagen: Getty Images

Históricas e inimaginables. De los cuatro candidatos que restaban, solo el Oporto conocía lo que era ganar el máximo torneo continental, el resto no habían disputado, si quiera, una final de Copa de Europa. Eran el Deportivo, que había remontado de forma espectacular un 4-1 del Milan, el Chelsea que se clasificó en el último instante ante el Arsenal, y el Mónaco, que había dado la vuelta a una eliminatoria en la que el Real Madrid se impuso por 4-2 en la ida. Un Real Madrid, por cierto, que no volvería a unos cuartos de Final hasta la llegada del protagonista de estas líneas a su banquillo.
El sorteo deparó lo que podría ser un derbi por cercanía geográfica. El Deportivo sería el rival de ‘Los Dragones’ que, como en todas las eliminatorias de esa edición, volvería a jugar la vuelta como visitante. Por ello, todo el mundo intuía que Mourinho aprovecharía el partido de ida para irse con ventaja a A Coruña, como ya lo había hecho en Octavos y Cuartos, pero no. Atemorizados por la posibilidad de un fallo que condenase a sus equipos, el portugués y Jabo Irureta plantearon un encuentro que brilló por la ausencia del peligro en las áreas. Solo un disparo lejano de Maniche al larguero estuvo a punto de mover un marcador que se iría con 0-0 a Riazor.
Sin embargo, el Oporto llegó con ventaja al estadio coruñés, y lo hizo porque Jorge Andrade, uno de los mejores centrales del mundo en aquel momento, cometió el error de creer que Deco sería su amigo también en la cancha y le propinó una leve patada para recriminarle lo que él consideraba una exageración tras una falta. El colegiado alemán Markus Merk no lo dudó y expulsó al pobre Jorge, lo que, unido a la baja por acumulación de tarjetas de Mauro Silva, suponía un grave problema para los gallegos.
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Deportivo-Porto 2004

Fuente de la imagen: Getty Images

Quizás por esas tan sensibles pérdidas, Irureta no ideó un planteamiento muy ofensivo y el encuentro volvió a brillar por la falta de ocasiones. Un gol de penalti de Derlei dio el pase a la gran final al club portugués, donde se enfrentaría a un Monaco que llegaba como el equipo más goleador del campeonato y que contaba con Morientes, Giuly o Evra entre sus mejores jugadores.

ESTRATEGIA Y TALENTO, LA CLAVE DEL ÉXITO

En Gelsenkirchen, territorio elegido para el gran evento, José Mourinho alineó un once muy similar al que un año antes le había dado a conocer en La Cartuja de Sevilla. Pedro Mendes en lugar de Alenichev y Carlos Alberto en el de Capucho, fueron las únicas variaciones. La entrada de Mendes, en concreto, concedió a Deco una mayor libertad, y el mediapunta de origen brasileño y nacionalidad portuguesa la aprovechó.
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Porto-Monaco 2004

Fuente de la imagen: Getty Images

Tras sufrir varios arreones del Mónaco en los primeros minutos, ‘el 10’ tomó los mandos de un partido que sería suyo hasta el pitido final. Con el trivote de centrocampistas haciéndole el trabajo sucio y la dupla que formaban Derlei y Carlos Alberto ofreciéndole verticalidad, su talento se impuso sobre el resto para golear (3-0) y coronar al Oporto como nuevo rey de Europa.
La Champions culminó un ciclo de ensueño en la ciudad del Duero. Habían sido campeones de Europa sin perder ni un solo partido en las eliminatorias. Un éxito personificado en la firme figura de un entrenador que rebosaba tanta confianza en sí mismo que, en muchos casos ya sobrepasaba el limite de la prepotencia. Solo un gol del Benfica en la prórroga de la final de ‘la Taça’ impidió que se alzara con su segundo triplete consecutivo. Nadie había hecho nada igual, sus dos únicas temporadas completas habían acabado con 5 de los 6 títulos más relevantes en las vitrinas de Do Dragao.
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Jose Mourinho

Fuente de la imagen: Getty Images

Ya no le quedaban límites que superar en su país, por lo que su necesidad de grandeza le llevó a volar hacia las islas británicas para tomar las riendas de un proyecto que comenzaba a asustar, el Chelsea de Abramovich. Nació entonces “The Special One” y su leyenda no paró de crecer durante la década siguiente. Hasta que, de vuelta en Old Trafford, allí donde doce años antes, el gol de Costinha había provocado su acelerón para consagrarse en la élite, Mourinho encontró un techo que no pudo traspasar y que menguó su brillantez progresivamente hasta el pasado diciembre.
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