Blog Brotons: La caza de Messi, ¡hacedle falta, coño!

Cristiano Ronaldo no entendía que ninguno de sus compañeros de grupo (ser un equipo es una cosa muy distinta), derribara la decidida carrera de Sergi Roberto que originó el tercer gol, el de la victoria del Barça anoche el Bernabéu. ¡Hacedle falta, coño!, les gritó el ofuscado conquistador de premios a sus compañeros, entre la resignación y esa prepotencia insolidaria, que caracteriza a quién ha hecho del grito de los simios, un símbolo de modernidad.

En realidad, el último galardonado con el "Balón de Oro" no entiende muchas cosas del juego que practica su antagonista. Tampoco sus limitados seguidores (me refiero al aspecto de capacidad mental) entienden que ser el mejor no consiste en decirlo todos los días, sino en demostrarlo con una cierta frecuencia.

Cuando Sergi Roberto inició ese último intento de alargar la lucha por el título de Liga, poniendo en evidencia el desastre estratégico de la FeliZidane, capitaneado por el desacertado Marcelo, Messi ya había puesto su imaginación en funcionamiento en beneficio de un talento al que ya no le caben calificativos.

Anoche, Messi no fue el mejor, Messi es siempre el mejor."Si a Messi le insultan, preparémonos todos porque a nosotros nos escupen", dice acertadamente el filósofo y seleccionador argentino de voleibol, Julio Velasco (El autor intelectual del pensamiento de Pep Guardiola). A ese futbolista que juega al fútbol como si estuviera en el patio del colegio o en esa calle del barrio, de cualquier ciudad, le seguirán descalificando con todo tipo de groserías.

Da lo mismo, Messi seguirá silencioso, sutil, atento y tranquilo para terminar siendo sublime. A ese futbolista que juega al fútbol pintando cuadros con esa pelota a la que ama, le seguirán crujiendo a patadas e incluso a codazos merecedores de una expulsión. Ayer le intentaron cazar en el Bernabéu como a un tigre en plena selva.

Para él todo seguirá igual: Messi no se tirará al suelo tan fácilmente porque lo suyo es, por encima de todas las cosas, jugar al fútbol. Tan sencillo como bajar a recibir un balón, acariciarlo, girarse, arrancar, frenar, regatear, pausar, acelerar, iniciar una pared, devolverla, trazar una diagonal, improvisar, rematar y, en definitiva, aparecer por cualquier zona del campo sedienta de fútbol. ¡De buen fútbol!

Algún día, todos los Cristianos de buena voluntad y mejor alma, le tendrán que rendir pleitesía a ese futbolista que cuando se viste de corto, tiene un gran parecido con ese Dios que veneran. No es lo mismo jugar al fútbol para exhibirse que dar exhibiciones jugando al fútbol, esto conviene no olvidarlo nunca.

Anoche, Messi demostró ante el público acostumbrado a creer que tiene al mejor futbolista del mundo que se equivocan, que el mejor se quitó la camiseta y demostró que él es de diez y al otro, con el siete, le faltan tres escalones para alcanzar la gloria. Suyo fue el partido, suya, la pelota, y suyo el triunfo de un equipo que también sabe marcar en el minuto 92.

Capítulo aparte merece el mal perder de Sergio Ramos, que tampoco está acostumbrado a que le expulsen cuando el colegiado debe hacerlo. Ni ese gesto debe empañar hoy que todos los derechos de autor le corresponden al mejor futbolista del mundo: Leo Messi.

José Joaquín Brotons / Eurosport