Blog De la Calle: Lopetegui, al mando del Titanic

Dos semanas lleva Julen Lopetegui preparando su paseo por el cadalso este sábado ante el Levante. Dos semanas en las que ha leído nombres de candidatos a sustituirle, en las que se ha puesto el acento en la falta de gol de su equipo y en las que el vestuario ha abandonado a su suerte al técnico vasco.

El fútbol actual está gobernado por el acierto de las decisiones de los directores deportivos, administradores de los recursos financieros de los clubes en los mercados, y la empatía de los jugadores que se despliegan sobre el césped con su entrenador. En el caso del Real Madrid dos eslabones, director deportivo (Florentino Pérez) y jugadores, que mantienen una relación distante cuando no tirante. La diferencia es que Zidane contaba con el respaldo incondicional del vestuario.

La pesada sombra del presidente y director deportivo ha provocado la negativa de cinco entrenadores este verano: Pochettino, Löw, Allegri, Klöpp y Nagelsmann. Ancelotti contaba en su libro que Pérez trataba de imponer su criterio en las alineaciones del equipo y Zizou se marchó cansado de que nadie le hiciese caso a la hora de fichar, sobre todo José Ángel Sánchez, y de la tensión reinante entre el vestuario y la presidencia, especialmente con la estrella del equipo, Cristiano Ronaldo. Finalmente Florentino, en un cuestionable golpe de mano, se hizo con los servicios del entonces seleccionador Julen Lopetegui a cambio de un contrato asumible para el club de coste bajo y media duración (tres temporadas).

Un técnico trabajador, discreto, obediente y, al menos eso vendieron en su presentación, que contaba con la complicidad de los jugadores. Debe ser fácil cuando eres seleccionador y tu criterio es el que permite a los jugadores acudir a las grandes citas del fútbol mundial como Eurocopas o Mundiales. Pero la mala gestión de su fichaje por parte del Real Madrid a dos días del inicio del Mundial salpicó al Real Madrid, marcará para siempre a Lopetegui y desestabilizó a la selección.

Lopetegui llegaba con un sospechoso currículum como técnico de club. Entrenador del Oporto, salió del club luso con el vestuario hecho añicos y de forma destemplada, dejando un sabor agridulce entre aficionados y jugadores. En la selección se ganó una merecida fama de técnico laborioso en las categorías inferiores. Otro técnico de perfil bajo que reactivó la selección apostando por un cambio generacional por otro lado inevitable. Como Iñaki Sáez.

El vasco llegó al Real Madrid marcado por la marcha de Cristiano Ronaldo. El jugador franquicia plantó al club enfrentado al presidente, que sin posibilidad real de fichar a Neymar o Mbpapé apostaba por mantener 'el austericidio'. Pérez advirtió al entrenador que no realizaría ningún desembolso exagerado en la contratación de un delantero. Lopetegui insistió en el fichaje de un 9 y dio dos nombres: Rodrigo y William José. Ninguno le pareció al presidente suficientemente sugerente para 'su' Real Madrid y en último término cerró el regreso de Mariano, al que una carambola contractual puso a tiro en poco más de 20 millones cuando el Sevilla lo tenía cerrado.

El madridismo recibió con resignación la vuelta de Mariano mientras observaba con recelo la apuesta por Benzema y Bale. Florentino ha entregado la responsabilidad del gol a dos jugadores que llevan años siendo aliño de Cristiano. Ha cambiado a un killer por dos cómplices de área en un cálculo erróneo. Un tipo deliciosamente asociativo como el francés y un futbolista tan vertical como inestable físicamente como el galés. Y como era de esperar, al Real Madrid se le secó el gol.

Ante este contexto Lopetegui ha tratado de diversificar el caudal ofensivo del equipo sumando efectivos a la causa como Isco o Ceballos. Le ha entregado galones a un Asensio repleto de talento, pero de presencia inestable aún. Ha rotado buscando la fuerza del grupo, logrando con ese movimiento molestar a jugadores como Modric, Lucas Vázquez e incluso a un Mariano al que no da la alternativa porque no es lo que el técnico pidió. A eso se suma la complicada gestión del tema de la portería y la menos tumultuosa situación de Vinicius, capricho de Florentino y una bomba de relojería en el vestuario.

Zidane sabía que se arriesgaba a echar por tierra su maravillosa cosecha en el banquillo, solo el tiempo dimensionará lo que ha logrado el francés, si se quedaba a tutelar otra temporada de un vestuario agotado psicológica y futbolísticamente. Más aún tras la marcha de Cristiano. Lopetegui asumió el mando, "porque el tren del Real Madrid solo pasa una vez". Probablemente sea cierto, al menos para un técnico con una hoja de servicio discreta como la suya. Pero subirse al Titanic cuando enfila la proa contra al iceberg solo tiene un desenlace. Algo debieron ver Pochettino, Löw, Allegri, Klöpp y Nagelsmann para no subirse al barco.

Sin tener el respaldo del vestuario blanco, donde los egos de los jugadores se han merendado al vasco, tiene una cosa a su favor: Lopetegui no será el único damnificado del fiasco que está sufriendo esta temporada el conjunto blanco. Hay jugadores que se juegan su permanencia en el club y afuera hace mucho frío, como está comprobando Cristiano.

Este Real Madrid perezoso que lleva varios años abandonado al cara a cara de la Champions, donde es devastador, se hace mayor. Florentino con la cabeza puesta en resolver el futuro financiero del club (endeudando a la entidad para la remodelación de un estadio para la cual no encontrado un inversor) ha querido exprimir el fútbol de esta plantilla y ha puesto al mando a un técnico de transición. El problema es que se le va a hacer larga la temporada. Llegarán Neymar, Löw o el conejo que se saque de la chistera en verano el presidente. Pero hasta que eso ocurra asistimos al ajusticiamiento de Lopetegui, más que un entrenador, un síntoma de este Real Madrid.