Blog De la Calle: Marcelo resta atrás y ya no suma delante

El histórico futbolístico de Solari le retrata como un jugador que se desenvolvía con elegancia, solidario en el esfuerzo, respetuoso desde el banquillo y vertical en el campo. Y su Real Madrid intenta ser fiel a ese perfil. Elegante como Benzema, solidario como Marcos Llorente, respetuoso desde el banquillo como Lucas Vázquez y vertical como Vinicius. Hay mucho de lo que fue Santi en lo que es su Real Madrid. Mucho de lo que aprendió en su Rosario natal en el Renato Cesarini. Buen trato del balón y pragmatismo.

Santi siempre fue respetuoso con el fútbol y con los viejos códigos que ponen el foco en los futbolistas, relativizan la importancia arbitral y celebran la participación de los futbolistas sobre el campo, rivales incluso. El argentino insiste a sus jugadores en que deben protagonizar los partidos, que deben leer el juego y tomar decisiones. Equivocadas o no, pero tomar decisiones. Y el crecimiento del descarado Vinicius, al que Solari ha titulado desde su llegada, es el mejor ejemplo.

En el minuto 6 el brasileño recibió la pelota, se acostó en la banda y se encontró con Piqué, quien sin noticias de Semedo (el Marcelo azulgrana), tuvo que salir a taparle. Vinicius leyó rápidamente el desajuste y, con el central lejos del corazón del área, cruzó un pase a la espalda de Jordi Alba, donde apareció Benzema para trabajar el descuido del lateral, bajar la pelota y servir al centro donde el hambre de Lucas Vázquez convirtió su remate en el primer gol ante la desidia de Lenglet.

Lejos de pertrecharse atrás, y con Messi sentado en el banquillo, Solari invitó a sus jugadores al optimismo apretando arriba. Presión que duró veinte minutos y de la que pudieron sacar rédito. Pero la mala gestión en las decisiones finales del imberbe Vinicius lastraron ataques claros de los madridistas. El Barça utilizó un par de balones parados para meter a los blancos en su área, como el que Rakitic mandó al larguero. Y comenzaron a atacar focalizados en la banda del caótico Marcelo, quien al no sumar en ataque con Vinicius capitalizando su carril, evidencia más sus carencias defensivas.

En la segunda parte el Real Madrid perdió la pelota, dejó de tomar decisiones con el balón en los pies y comenzó a tomarlos con los pulmones vacíos mientras corría. Y llegó el gol de Malcom, que castigó lo inevitable, la desgana de un Marcelo que llegó andando para ver cómo su compatriota maquillaba su desastrosa noche y su inexplicable titularidad. Lucas no tapó la subida de Alba, que obligó a salir a Keylor ante el lateral, Luis Suárez envió el rechace al palo y el rebote lo envío a la red Malcom. Partido nuevo en el que los dos entrenadres movieron ficha. El Barça puso en el tablero a Messi y a Vidal por Coutinho y Rakitic, apostando Solari por Casemiro (por el lesionado Llorente) y el afilado Bale por un efervescente Vinicius.

La salida de Messi cambió el ecosistema del partido. Los azulgrana recuperaron la posesión, comenzó a asociarse como lo hacía en el descampado donde comenzando a descoser redes y gritar goles con el Grandoli. El fútbol gravitaba en torno al rosarino y Solari animaba a los suyos. Concluía el partido con un empate del que salen reforzados Vinicius, inexplicablemente Malcom y la pizarra de Solari, mientras quedaban señalados Semedo y especialmente Marcelo. Si el fútbol es justo y Solari respeta los códigos el brasileño tardará en volver a asomarse al once. Y si mira por el bien del equipo, no tardará en recuperar a Reguilón o a Nacho.