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Blog De la Calle: Ni el rock'n'roll del Liverpool ni el jazz del Tottenham

Fermín de la Calle

Actualizado 01/06/2019 a las 22:58 GMT+2

La final fue impropia del entusiasta fútbol inglés. Especulativa, pobre e insulsa. La ganó un Liverpool en el que no se reconocía el frenesí de Klopp.

Tottenham-Liverpool

Fuente de la imagen: Getty Images

El fútbol es efímero y caprichoso. Después de preparar la final en la pizarra durante semanas, todo saltó por los aires en 20 segundos. Un suspiro. Eso tardó el Liverpool en encontrarse con un penalti a favor por una mano tan inexplicable como inoportuna de Sissoko. Y Salah no falló. El golpe habría mandado a la lona a muchos rivales, pero no al Tottenham de Pochettino que en las primeras partes acumulaba un desastroso parcial de 3 goles a favor y 12 en contra. El gol en realidad no cambió nada. Los spurs mantuvieron el dibujo, mientras el Liverpool afilaba aún más su propuesta de atrincherarse atrás y lanzar la pelota inmediatamente a Mané tras recuperación.
Los londinenses se mostraban plomizos en la salida desde atrás con Alderweireld y Vertonghen, muy inferiores en la distribución a Rose y Trippier, sus laterales. La apuesta por Winks buscaba dar más dinamismo a los spurs en el medio y liberar a Delle Alli y Eriksen, que sin embargo no tenían peso en el juego de los londinenses. El título del Tottenham estaba entre líneas, en la creatividad de Delle Alli, el criterio de Eriksen y la sorpresa de Son. Pochettino pretendía desequilibrar por uperioridad en el mediocampo con cinco jugadores (Sissoko, Winks, Ericksen, Delle Alli y Son) por tres del Liverpool (Fabinho, Wijnaldum y Henderson). Pero Klopp resolvió la inferioridad activando desde el lateral a un Robertson muy destacado.
El primer tiempo concluyó con datos muy significativos sobre el diagnóstico del partido: el Tottenham acumulaba el 61% de la posesión, Delle Alli y Eriksen eran los dos jugadores que más metros habían recorrido en la primera parte tratando de ofrecerse y canalizar el juego londinense, pero apenas dispusieron de dos disparos, ninguno de ellos entre los tres palos. Alisson era un espectador más. El Liverpool, por su parte, bailaba alrededor de los de Pochettino esperando enganchar otro directo a la mandíbula de cristal de los spurs.
Comenzó la segunda mitad con un dominio más acentuado del Tottenham, que ofreció algunos brochazos de peligro que no terminaron de concretarse. El Liverpool la tuvo en una contra mal resuelta por un Salah que ha perdido el frenesí en su juego. Segundos después Firmino dejaba su sitio a Origi. Klopp cambiaba una torre por otra. Hubo un tiempo en el que el fútbol inglés era sinónimo de excitación, de entusiasmo, de un juego tumultuoso que iba de área a área en segundos. La llegada de técnicos extranjeros ha hecho más competitivos a los equipos ingleses en Europa, pero a cambio se ha perdido ese altruismo inocente convirtiendo los partidos en calculados ejercicios de especulación. Ni apareció el anunciado rock'n'roll del Liverpool de Klopp ni el jazz anárquico del mediocampo del Tottenham.
Una estampida de Mané pudo terminar en la red de Lloris, pero el disparo de Milner se marchó lamiendo el palo. Luego pudo hacerlo el africano en una jugada que arrancó con un saque largo de Alisson para Salah. Comenzaban a aparecer los espacios... Pochettino respondió colocando a Dwyier y Moura en la medular y los cambios le dieron algo de resultado. Son, con un trallazo que se sacó de encima Alisson, y Moura con un tiro tímido pudieron igualar el marcador. El siguiente movimiento entró en el terreno de la épica, al saltar al campo Fernando Llorente. Justo cuando Alisson comenzaba a ganarse el puesto con otra magnífica intervención a disparo de Eriksen a diez minutos del final. Los spurs acogotaban a los reds cuando Origi aprovechó la tibieza de la defensa del Tottenham en un córner para clavar un disparo cruzado en la red de Lloris. Klopp ganaba por fin en el partido más especulativo que probablemente haya jugado cualquier equipo suyo. Pero las finales no se juegan, se ganan. Y si no, pregúntele a él.
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