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Blog De la Calle: Soldado que huye sirve para otra batalla

Fermín de la Calle

Actualizado 01/06/2018 a las 00:44 GMT+2

Después de la bomba de Cristiano y la rajada de Bale, Zidane ha dejado en shock al madridismo. Se va. Se evitará el complicado trance de renovar la plantilla...

Zinédine Zidane (Real Madrid)

Fuente de la imagen: Imago

Cristiano, Bale... y como colofón Zidane. No hace una semana de la consecución de la 13ª Copa de Europa en Kiev, la tercera Champions consecutiva, y el Real Madrid luce en llamas como la Roma de Nerón. Todo empezó al pitar el final del partido el colegiado. Cristiano Ronaldo, en una maniobra tan premeditada como torpe, lanzaba una bomba sobre el mismo césped en el que no celebró el título en compañía de sus compañeros. "Fue bonito estar en el Real Madrid. Daré una respuesta sobre mi futuro en los próximos días", advirtió desafiante el delantero.
La reacción del portugués fue repudiada de forma unánime por los aficionados, por un Florentino Pérez muy enfadado por lo inoportuno de las declaraciones y por un vestuario que llamó al orden a Ronaldo por boca de Sergio Ramos, el único jugador con jerarquía para hacerlo. El portugués no es un tipo especialmente empático en el grupo y su séquito en la plantilla se reduce a Marcelo, Casemiro y el introvertido Benzema. Zidane observó, tomó nota y guardó silencio.
La bomba de Cristiano hizo que pasase más inadvertida otra 'rajada', la de Gareth Bale, el James de este año en el Madrid. El galés, cansado de ser un secundario en lugar de una prioridad, y sorprendido por su suplencia en la final, mostró educadamente su disonancia. Fue menos enigmático que Cristiano, más valiente que CR7. "Estoy muy decepcionado por no haber sido titular, ya que creo que lo merecía. El entrenador toma esas decisiones y hay que respetarlo. En cuanto supe que iba a salir lo único que quería era tener un impacto positivo. Necesito jugar semana tras semana, y eso no ha sucedido esta temporada", declaró.
Bale señalaba a Zidane y, al igual que Cristiano, dejaba tierra quemada a su paso abriendo de paso la puerta a su salida. Una marcha anunciada muy a pesar de Florentino Pérez, que siempre ha sentido más cercanía por el galés que por Ronaldo. Bale no ha terminado de adaptarse a España ni a la pizarra de Zidane. Y de nuevo Zizou volvió a callar y observar. El técnico se ha tomado estos días para reflexionar y medir perfectamente los tiempos y las palabras de su marcha. Zidane quería dejar la puerta abierta para una próxima etapa en la Casa Blanca. Se marcha un mito. La personificación moderna del madridismo.
Cuando el técnico francés compareció ayer en la sorprendente rueda de prensa de despedida, solo evitó una respuesta en la sala de prensa. ¿Cuándo tomó la decisión? "Eso me lo reservo para mi", advirtió calculadamente el técnico para no ofrecer ninguna pista. Zizou, al que siempre se le ha criticado cierto desarraigo táctico, ha demostrado ser un consumado estratega con la elección del timing de su marcha. Zidane ha conseguido hollar tres ochomiles cuando nadie apostaba por él. Especialmente en esta última temporada tumultuosa en la que los egos del vestuario y las evidentes diferencias entre el técnico y la dirección deportiva han protagonizado capítulos impensables, como la desautorización pública del fichaje de Kepa por parte de Zidane. La sintomática deriva del equipo en Liga y Copa han encendido las alarmas en la cabeza del francés.
La cara de desasosiego de Florentino en la rueda de prensa de despedida de Zidane era elocuente. No quiso hablar de la sucesión del francés. Aún estaba en shock 15 horas después de conocer la decisión. El Real Madrid de Zidane ya descansa invulnerable en el imaginario futbolístico. Todos aspiran el estatus blanco, a su pedigrí. Pero a nadie escapa que Pérez debe acometer una profunda renovación en la plantilla blanca. Una renovación que Zidane ha esquivado, como admitió en su despedida: "Lo que viene ahora no lo tengo que hablar yo". Cristiano y Bale han dado una patada a la puerta, aunque Bale podría replantearse su marcha ante la partida de Zidane y una posible salida de Ronaldo. Llorente, Mayoral y Ceballos enfilan también la salida, y sin el blindaje de Zidane, Benzema y Keylor Navas son carne de cañón. Es difícil explicar cómo se puede pasar del idílico atardecer de la temporada a encontrarse a la deriva en medio de la tormenta perfecta. Puestos a sacar conclusiones positivas, Florentino, que tiene una papeleta complicada en la elección del nuevo técnico, debe agradecer que Zidane escogiese una salida ejemplar porque "soldado que huye sirve para otra batalla". Y a Zidane le quedan unas cuantas en la trinchera blanca. Pero no ahora...
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