Blog De la Calle: The Klopp

Inaudito. Esperpéntico. Hay una larga lista de adjetivos, ninguno favorecedor, para describir el error obsceno de la defensa azulgrana en el cuarto gol del Liverpool. Desidia. Desatención. Eso no se entrena. Se está dentro del partido o no se está. Uno podría hacer una lista enorme de culpables y reproches empezando por los errores de Jordi Alba en los dos primeros goles, los fallos de la medular azulgrana en las incorporaciones desde atrás de Wijnaldum, acierto en el cambio de Klopp, o la falta de acierto de Messi y compañía en la primera parte, el partido nefasto de Rakitic...

Desdibujado, sin capacidad de reacción desde el banquillo y con el equipo sonado tras recibir dos goles en dos minutos, el Barcelona volvió a quedar ridiculizado en la vuelta de las semifinales con una renta favorable de tres goles. Inexplicable. Suele decirse que la primera vez que pasa es culpa del otro, pero cuando ocurre dos veces entonces la culpa es tuya. Y, sin duda, el Barça tiene que mirarse al espejo para encontrar al culpable de lo que ha pasado en Anfield.

Messi quería la Champions, "la más linda". Pero el equipo se ha acostumbrado a vivir de sus fogonazos. El circuito acaba y empieza en él. Suárez ha marcado suma tres goles, todo en casa, en 28 partidos de Champions . Hace tres años y medio que no marca fuera (¡). De Coutinho, depresivo, mejor ni hablar. Y Dembélé, que pudo sentenciar en la ida, vive en una montaña rusa. A Valverde le pidieron maridar futbolistas que hablan idiomas distintos, salvos los rioplatenses, y en momentos vitales distintos. Esa mirada perdida de Messi... Sin embargo, donde ha perdido el crédito es en la medular.

En la ida el resultado fue engañoso. En la vuelta un Liverpool disminuido ha desplegado un ejercicio de fe que nunca se verá en el Camp Nou. Sin fútbol, pero con ese espíritu que delataba la camiseta de Salah en la grada: "Never give up". Y sin el egipcio ni Firmino, pero con un ejército de pretorianos voluntariosos, Kloop mandó a la guerra a su gente. Es imposible perder cuando no te rindes nunca. Y el Liverpool es eso. Es creencia, fe e identidad.

Sin estrellas, Henderson y Fabinho lideraron a un Liverpool que laminó al Barça en la medular. Raza, pierna dura, tensión... Y The Kop. Esa grada maravillosa que marca un gol en cada remontada histórica de la Champions. O The Klopp. El mejor entrenador con el que ir a la guerra. Lo dijo en la sala de prensa el día antes del partido: "Será difícil, pero estamos aquí para intentarlo". Jürgen no miente, no vende humo. Ahora le toca jugar una final y el fútbol le debe un título. Es el Liverpool y es Klopp. The Klopp. Hábitat natural del fútbol épico. Mientras el Barça sigue coleccionando traumas: Sevilla, Roma, Liverpool... Valverde tiembla en el alambre. En el Wanda se cantará el "you'll never walked alone!". No estará Simeone, pero estará Klopp. Partido a partido.