Blog Romero: Cristiano y Bale, la cara y la cruz

Su voracidad es parte innegable de su éxito, pero hay veces que las decisiones tienen que partir de la cabeza y no del corazón. Zidane, congestionado todavía por ver como su jugador-bandera se retiraba al vestuario, reconoció que se había equivocado en la gestión de minutos de un tipo con la salud de hierro, pero humano al fin y al cabo.

No se trata de meterle en las rotaciones de manera habitual porque sería contraproducente, pero en los dos últimos partidos resueltos con absoluta facilidad, permitirle jugar todos los minutos ha sido una temeridad. Zizou es consciente de que las posibilidades de su equipo de conquistar algo importante esta temporada pasar por poder contar con un Cristiano sano y entero.

En el extremo opuesto al portugués está Bale. Futbolista tremendo, promocionado antes de tiempo desde dentro del club para ser la bandera de la entidad y que es incapaz de mantener con una mínima regularidad sus apariciones en el césped.

Para ser el estandarte de una institución como el Madrid el fútbol tiene que ser tu prioridad, el centro de tu vida. No basta con ser muy bueno, hay que ser un enfermo. Cristiano lo es. Cómo también lo fueron en su día tipos como Raúl o Fernando Hierro. Tipos a los que uno no imagina, en vísperas de los partidos decisivos de la temporada, pasar el día libre jugando 36 hoyos al golf y no poder entrenar al día siguiente por una sobrecarga.

Seguramente Cristiano se pase por exceso, pero el galés no llega. Para la salud de un vestuario es más beneficioso lo primero que lo segundo, por mucho que luego tu calidad te permita hacer grandes jugadas y resolver determinados partidos. El día a día es lo más importante para convertirte en el líder de tus compañeros. En el día a día de Cristiano solo existe fútbol; Bale se distrae con demasiada frecuencia como para ser un tipo fiable en el que descanse el proyecto deportivo de un club.