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Blog Uría: Antoine

Rubén Uría

Publicado 15/07/2018 a las 23:27 GMT+2

La realidad, negro sobre blanco, pone a cada quien en su sitio. Antoine, campeón del mundo, habló dentro y fuera del campo. Ahora, que hablen los que saben.

Antoine Griezmann

Fuente de la imagen: Getty Images

Albert Einstein dijo que era más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio. Y sin embargo, a veces, en la vida y en el fútbol, el prejuicio acaba desintegrado por el peso de la realidad. Ese es el caso de Antoine, cuyo fútbol ya no sólo abre bocas, sino que también las cierra. Lo que se ve en el verde no admite discusión: es un Napoleón de bolsillo que combina clase, elegancia y exquisitez con alma de gregario, ardor guerrero y espíritu de sacrificio. Relegado unos metros para ayudar a su país y lejos del área para mejorar cada jugada, Antoine ha ofrecido una de las lecciones más importantes para cualquier futbolista que quiera triunfar. Se ha preguntado qué podía hacer por su equipo y no qué podía hacer su equipo por él. Así que sabiendo que su rol no iba a ser el más apreciado por la crítica o por el periodismo, se ha dedicado a ofrecer una ‘master-class’ de madurez, gobernando, durmiendo o acelerando cada partido. Si el rey de este juego es Messi, Antoine es el principito. Clave de una Francia que significa el triunfo de la diversidad y de los hijos de una generación de inmigrantes, Antoine, gane o no el Balón de Oro – anécdota y no una categoría en un deporte de equipo-, se ha reivindicado en el mejor escenario posible, en el más grande.
Y no crean que ha sido sencillo. No lo ha sido. Se han dicho tantas inexactitudes y barbaridades sobre Antoine, que conviene hacer memoria para separar la ficción de la realidad. Se dijo que su relación con el Cholo se había deteriorado, pero la realidad es que se muestra orgulloso de ser su criatura más representativa. Más tarde se aseguró, por tierra, mar y aire, que lo tenía hecho con el Barça, pero la realidad es que se quedó en el lugar donde nadie creía que se iba a quedar. Se dijo que estaba siendo un pesetero, alguien desleal a los colores del Atleti y que no tenía que jugar la final de la Europa League, pero la realidad es que jugó, fue el mejor y dio un recital, haciendo felices a los que le apoyaron y retratando a los que le crucificaron. Se dijo que la única duda que tenía en su cabeza era saber si iba a vivir en Pedralbes o en Cadaqués, pero el relato de ciencia-ficción choca con la realidad: seguirá en Madrid, tomando mate con tipos que no considera sus compañeros, sino sus hermanos.
Se comentó, con gratuidad, que su caso era negativo para la concentración de Francia, pero la realidad es que ha sido el líder incuestionable de una generación tan precoz como brillante. Se dijo que estaba fuera de forma y que Deschamps debía dejarle en el banquillo, que se iban a acordar de no haber contado con Benzema, pero la realidad es que Antoine ha participado en el 50% de los goles franceses, con una influencia decisiva. En semifinales se dijo que el estilo de Francia era algo así como el antifútbol, pero la realidad es que Antoine dijo públicamente una verdad como un templo: el fútbol es ganar y no van a pedir perdón por ello. Antes de la final se puso el acento en el mérito croata por echar a Dinamarca, Rusia e Inglaterra en la prórroga, sin reparar en que Francia había hecho lo propio con Argentina, Uruguay y Bélgica, sin recurrir al alargue, como si la fuerza del relato tejido tuviera más sustancia que la propia realidad. Y en mitad de la final se dijo, como el que no quiere la cosa, que Antoine no había aparecido. Caray con el relato. Cuando acabó el encuentro, la FIFA le nombró mejor jugador de la final.
Bonustrack: Antoine es subcampeón de Liga, Campeón de la Europa League, autor de un doblete en la final, MVP de la final y máximo goleador del Atlético de Madrid. Y con Francia es Campeón del Mundo, máximo artillero, mejor asistentes y mejor jugador de la final por la FIFA. Otros, con más nombre y prensa, tendrán un currículum menor, pero altavoces más potentes. Es igual. Es lo de menos. Lo importante es su personalidad. Antoine no es mejor que nadie, pero es diferente a casi todos. En la conferencia de prensa posterior a la final, se colgó la bandera de Uruguay sobre los hombros. Y cuando le preguntaron en Radio Marca a quién dedicaba el título, dijo estar agradecido a la Real por hacerle profesional, a Simeone porque se lo ha enseñado todo y a Godín, Koke y Gabi, por haberle hecho crecer. Ahora, que hablen los que saben, si es que pueden.
Rubén Uría / Eurosport
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