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Blog Uría: Lautaro Martínez, historia de una subasta

Rubén Uría

Publicado 23/03/2018 a las 12:40 GMT+1

Lautaro ha pasado de estar feliz por irse al Atleti después de jugar la Copa Libertadores, a estar feliz por irse al Inter después de la Copa Libertadores.

Lautaro Martinez - Racing Club de Avellaneda 2018

Fuente de la imagen: Getty Images

Así es el fútbol. Así es el mercado. Lautaro Martínez, uno de los mejores delanteros del fútbol argentino – si es que definitivamente no es el mejor- que todavía no ha dado el gran salto a Europa, llevaba muchos meses en la órbita del Atlético de Madrid. El equipo rojiblanco dio todos los pasos que deben darse para acometer una buena operación en la relación calidad-precio. Se informó de que el jugador tenía una opción de compra con el Valencia CF que el club ché no podía ejecutar, supo que la cláusula de rescisión del delantero ascendía a una cantidad entre los 9-11 millones de dólares, habló con uno de sus representantes – Roly Zárate-, habló con Rácing de Avellaneda y se comprometió incluso a pagar algo más de su cláusula para que el club argentino cobrase algo más de lo que realmente estipulaba el contrato. Simeone tuvo una charla con el chico, que estaba encantado de jugar en el Atleti y Lautaro llegó incluso a pasar una revisión médica con el cuadro colchonero, reconocida por el propio presidente de Racing. Todo parecía indicar que Lautaro, como en su día Kun Agüero, acabaría vistiendo la rojiblanca, siendo un gran talento llamado a potenciar la escuadra de Simeone. No hubo gacetillero, ilustrado o no, que no dijera que estaba "casi hecho". Pues no.
Lejos de rematar la operación, Rácing de Avellaneda jugó sus bazas para sacar petróleo de su jugador, convenciéndole de firmar una renovación que, en caso de venta, dejaría mucho más dinero al club, que debía pagar un porcentaje de traspaso a su anterior club. Rácing renovó a Lautaro, le mejoró el contrato y le elevó la cláusula de rescisión, algo que ya escamó al Aleti. El segundo paso fue todavía más lesivo para el club colchonero, ya que otro de los agentes del jugador – tiene dos, por lo visto-, seguía escuchando ofertas por el chico. Llamó el Borussia de Dortmund. Después llamó el Torino. Algunos dicen que también la Juventus. Y finalmente, lo hizo el Inter de Milán, que siguió todos los pasos que anteriormente había dado el Atlético. Habló con uno de sus dos representantes, habló con el chico y habló con Rácing. Al final, va a pagar casi 30 millones de dólares por un futbolista que el Atleti tenía atado en unos 12. Entre Rácing – en su legítimo derecho de querer sacar más dinero- y los agentes – subasta de mercado persa en pos de la mejor oferta-, Lautaro ha pasado de estar feliz por irse al Atleti después de jugar la Copa Libertadores, a estar feliz por irse al Inter después de la Copa Libertadores. Así es el fútbol moderno. Así es el mercado.
Dicen en Argentina que la operación es un hecho. Zanetti, director general del Inter, dice que está “casi hecho”. El agente de Lautaro dice que está “casi hecho”. Y el propio delantero dice que está toco “casi hecho”. El casi, cabe imaginar, está bien empleado, porque en esta subasta pública, nadie puede asegurar que, en próximas horas, no se cruce otro club ofreciendo más “plata” por uno de los mejores delanteros del fútbol argentino. Hay aficionados atléticos que no entienden cómo se puede escapar un jugador si se tenía algún tipo de documento firmado por el delantero o por sus agentes, pero aquí se ignoran dos extremos: si tenía algo firmado, no sólo un acuerdo verbal, el club podría haber vulnerado esa norma FIFA por la cual no se puede negociar con un jugador con contrato en vigor, asunto por el cual, por cierto, el club rojiblanco ya acabó quejándose ante la FIFA por las presuntas conversaciones entre el Barça y Griezmann. Conclusión: Lautaro es un gran delantero, pero el Atlético de Madrid no puede, ni debe, entrar en subastas públicas. Nadie le aseguraba que, de haber igualado la oferta del Inter, no le hubieran pedido mucho más horas después. Oferta y demanda. Mercado. Una jungla salvaje de intereses cruzados. Como en las películas, para enterarse de la verdad siempre conviene seguir la pista del dinero. En caso de duda, miren a China. Allí siguen Gaitán y Carrasco, de cuyas operaciones y motivaciones el periodismo deportivo español les hablarán 'mañana', justo como Tip y Coll solían hacer cuando tocaba hablar del Gobierno.
Rubén Uría / Eurosport
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