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Blog Uría: Partido a partido, ridículo a ridículo

Rubén Uría

Publicado 10/07/2017 a las 20:47 GMT+2

Da igual cuando lean esto: en el Atleti, lo que depende directamente de Simeone, funciona y todo lo que no está en sus manos, es un desastre.

Vitolo (Sevilla) celebrando su tanto ante el Barcelona

Fuente de la imagen: Eurosport

Vitolo, al que se le estaba poniendo cara de Gameiro, se quedará en el Sevilla FC hasta el 30 de junio de 2022. Un golpe de autoridad de un club serio, ejemplar y que defiende sus intereses, que contrasta con el doble ridículo, espantoso y tremendo, que han protagonizado, como institución, el Atlético de Madrid, que dejó hablar a sus mil satélites informativos, que dieron por hecho el fichaje - repito, hecho, no cerca-; y por otro lado, del presidente de la UD Las Palmas que desveló públicamente detalles, pormenores, reuniones, cantidades y acuerdos que colocaban a Vitolo en Canarias unos meses, con posterior regreso al Atleti en enero. Baste decir que, en estos tiempos que corren, donde el fútbol ya no sólo es un cochino negocio, sino un territorio selvático donde el único Dios ya no es el balón, sino el billete, los aficionados deberíamos estar de enhorabuena, porque la continuidad de Vitolo en el Sevilla es una magnífica noticia para la Liga. Una en la que todo el sistema se dedica a hormonar la bicefalia blanco-azulgrana, en aras de Don Dinero, y en la que el fichaje más caro de la historia del Sevilla vale 20 millones de euros, mientras que los dos de siempre se gastan 45 kilos en un juvenil. Y la culpa no es del que los paga, sino del sistema que no para de hormonar al que más tiene. Así que, en esto de Vitolo, con todas las letras, enhorabuena al Sevilla Jugó sus bazas y se quedó con el jugador. Chapeau.
Dice Cerezo, en una frase manida que repiten sus papagayos amaestrados, que "los jugadores juegan donde quieren jugar". Y tiene razón. Lo que pasa es que los jugadores siempre juegan donde quieren jugar cuando quieren salir del Atleti y los jugadores nunca juegan donde quieren jugar cuando es el Atlético el que tiene que poner la pasta encima de la mesa y no racanear con billetes de Monopoly. No les volveré a repetir qué son los que todavía mandan en el Atlético y qué hicieron. Para qué, si la mayoría de atléticos no tiene cuello para girarlo al palco. Eso sí, les contaré los hechos. Da igual cuando lean esto: en el Atlético de Madrid, todo aquello que depende directamente de Simeone, funciona; y todo lo que no está en sus manos, es un completo disparate. De septiembre a junio, el Cholo compite. De julio a agosto, el palco negocia. Uno mira por el hincha. Otros miran por el bolsillo. Otro año más, el señor de negro, que es tan ambicioso que jamás se queja en público de que no le traen lo que pide, va a tener que poner cara de empate a cero y conformarse. Van dos veces que quiere a Vitolo y las dos, agua. Falta saber qué pasa con Costa. El corazón dice que Costa volverá. La experiencia, que no hay dos sin tres. ‘Veremos’, dijo un ciego. Y se quedó sin ver.
A los atléticos, sin preguntarles, les dijeron que tenían que cambiarse de casa. Son nuevos tiempos, les dijeron. Después, sin referéndum que valga, les cambiaron el escudo. Oigan, renovarse o morir, les dijeron. Más tarde, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, les dijeron que tocaba el himno. No hay que ser nostálgicos, les dijeron. Está por ver si cambiará la camiseta pero, mientras tanto, a la mascota oficial de la SAD también le han cambiado el gesto, al punto que a la nueva se le salen los ojos de las órbitas, como si hubiera tenido un mal viaje. Que nadie se alarme, es márketing, dicen. Nada más conocerse que la FIFA les sancionaba sin poder inscribir por el asunto de los menores, cuando el personal se encendió, les dijeron que la culpa de todo era del Madrid – que es malo, malo, malísimo, y el profesor nos tiene manía y tal- y que ellos lo habían hecho todo fenomenalmente bien. Como sabían que habían encajado un autogol por toda la escuadra, por su infinita torpeza, llamaron a los satélites habituales de la causa y les dijeron que había que vender, como superéxitos de ayer, hoy y siempre, las renovaciones de Saúl, Koke y Torres. Ah, y lo de Griezmann, otro superéxito. Que fue un acierto, pero no un éxito. Les dijeron que aquí paz y después, gloria. Y chimpún.
Después de filtrarse que Theo se quería ir al Madrid, sin tener la dignidad de exigir la cláusula, después de bajarse los pantalones por ingresar dos millones más neogociando con el eterno rival un traspaso, redactaron un comunicado que daba vergüenza ajena. Y ahora después de un mes de marear la perdiz, de consultar a FIFA y saber que todo era legal, de reunirse y pactar con el presidente de Las Palmas, resulta que Vitolo se queda y los hinchas del Atleti se quedan con la cara que las vacas cuando ven pasar el tren. Y la propiedad, por supuesto, ya habla por boca de ganso diciendo que no pasa nada, que ancha es Castilla, que Vitolo no ha tenido la paciencia necesaria, que tenían el dinero listo y que la culpa es del Cha-Cha-Chá, el de Gabinete Caligari, el que tú me enseñaste a bailar. Oigan que lo maravilloso y los auténticos "fichajes" son las renovaciones. Y a tragar. Es el bucle eterno del Atlético: todo lo que depende de Simeone funciona como un reloj suizo. Y lo que no depende del Cholo, les cuenten lo que les cuenten en las radios, televisiones y periódicos, es un desastre. Simeone va partido a partido. Otros, rídiculo a ridículo.
Rubén Uría / Eurosport
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