Oblak, el héroe de Múnich al que los atléticos le deben un monumento

El esloveno fue clave durante los primeros compases para sostener la portería a cero ante el ataque contínuo sobre su área. Providencial fue la intervención en el mano a mano que tuvo con Lewandowski, tirando de recursos al más puro estilo balonmano. Antes blocó con total seguridad un disparo desde la frontal de Arturo Vidal.

El trabajo no cesaba y también mostró su calidad sacando una manopla increíble al chut de Ribery. Meritoria teniendo en cuenta el efecto que cogió desde que salió de la bota del galo, haciendo rectificar su estirada en el último momento.

Poco pudo hacer en el gol de Xabi Alonso, desviado entre las piernas de Giménez. La mala fortuna se cebó con el uruguayo, implicado en el penalti cometido sobre Javi Martínez.Pena máxima que Oblak atajó heroicamente acertando las intenciones de Müller. Xabi Alonso cazó el rebote pero también se encontró con el muro esloveno.

La segunda parte no fue menos y tuvo que continuar su baile con Lewandowski, empeñado en mandar la pelota al fondo de la red del esloveno. Pese a frenarle en dos ocasiones, no pudo hacer nada en su gol con la testa en el 74. Pero aún tenía que tener una parada más para ser decisivo en este encuentro. Con el partido enloquecido en el 88, Alaba ensayó un disparo que golpeó en Thomas y cambió la dirección la pelota. Nueva rectificación y estirada para mantener el sueño vivo.

Con este partido desmonta la teoria de aquellos que restaban mértito a su temporada con el cerrojo sobre su portería. Sus paradas e intervenciones acabaron traduciéndose tras los 90 minutos en el billete hacia Milán.