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Una revancha de un minuto y 49 segundos

PorEFE

Publicado 01/06/2019 a las 23:17 GMT+2

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Fuente de la imagen: EFE

Madrid, 1 jun (EFE).- Había terminado la foto de todo el equipo antes del comienzo del encuentro, no sólo los titulares, sino toda la plantilla, una novedad en las finales de la Liga de Campeones, a petición de Mauricio Pochettino, el técnico del Tottenham, cuando Andy Robertson corrió a toda velocidad hacia la grada 'red' en el Metropolitano para gritar, transmitir tensión y agitar a su público.
De vuelta a una final un año después de la derrota de Kiev, el Liverpool ya disponía de un penalti en menos de 30 segundos. Y en un minuto y 49 segundos, mandaba en el marcador. Un detalle solo quizá, pero puede que no sólo fuera eso cuando se entra en un partido de tal dimensión como éste, cuando cada concesión se paga carísima.
La final se redujo a un minuto y 49 segundos, realmente. Todo lo posterior lo condicionó ese momento. La mutación del Liverpool en un equipo más controlador, más defensivo, que trepidante y ofensivo; la cansina circulación de la pelota del Tottenham ante un rival que lo basó todo a un gol veloz, provocado por un accidente.. Y al rigor en la colocación y, sobre todo, en la presión en el centro del campo.
La insistencia del Liverpool y Klopp ya tiene recompensa. Hace un año sintió la decepción y el desconsuelo un grupo de jugadores que asumió el golpe de inmediato, sin reconstrucciones exageradas, sin cambios radicales, preparado de nuevo para al asalto de la gloria europea, para devolver a su equipo a la primera plana del mundo.
De Kiev 2018 a Madrid 2019, repetían ocho de los once futbolistas en la alineación titular de Klopp. No figura en el equipo actual el portero Karius, protagonista de aquella derrota con el Real Madrid. Los otros dos jugadores que cambiaban del equipo inicial, Milner y Lovren, aguardaban este sábado en el banquillo. Las tres novedades eran el guardameta Alisson, el central Matip y el medio Fabinho,
Sí estaban los laterales Trent Alexander-Arnold y Andy Robertson, el central Virgil Van Dijk, los centrocampistas Jordan Henderson y Georgino Wijnaldum y los delanteros Mohamed Salah, Roberto Firmino y Sadio Mané, que sintieron de forma directa la derrota de Kiev, pero que no miraron hacia atrás, sino adelante para sobreponerse y ganar.
"La experiencia de la pasada temporada nos ha ayudado para esta campaña. Hemos aprendido a olvidar el año pasado y empezar de cero en esta temporada. Cómo nos ganó el Madrid nos ha ayudado a madurar como equipo y nos ha enseñado el camino para ganar los partidos", confirmaba en la víspera el lateral Trent Alexander-Arnold, que enfatizó en un aspecto: "asegurar más tener la portería a cero".
A eso jugó con el 0-1. Marcó al primer minuto y se transformó en un colectivo conformista, alejado de su fútbol ofensivo, ambicioso y valiente; más pendiente de que pasara el tiempo que de crear ocasiones, más ocupado en defender su portería que de sentenciar la final, más armado y controlador que agitador... Menos Liverpool. Más práctico. Apagó a su contrincante y lo sentenció en el minuto 87, por medio de Divock Origi, a la media vuelta para ser campeón.
"No me veo como un perdedor", decía el viernes Jurgen Klopp, el técnico del Liverpool. Había caído en sus tres finales europeas anteriores, dos de la Liga de Campeones, una con el Borussia Dortmund, 1-2 contra el Bayern Múnich, y otra con su actual equipo, hace un año en el Olímpico de Kiev, y otra de la Liga Europa.
Tres de tres... hasta la visita de este sábado al estadio Wanda Metropolitano, el momento en el que conquistó, además, el primer título de su era con el Liverpool. En el vestuario asumen que ha cambiado la historia reciente del equipo, pero aún le faltaba la prueba más tangible de todas: ser campeón. Y más de la Champions.
De hace 14 años databa el último triunfo en la competición de las competiciones del club inglés, aquella gesta del 25 de mayo de 2004 en Estambul, cuando niveló un 3-0 en contra frente al Milán, con dianas de Steven Gerrard, Smicer y Xabi Alonso en seis minutos de margen, del 54 al 60, para imponerse luego en la tanda de penaltis.
Una década y media con títulos del Milan, del Manchester United, del Inter, del Chelsea, del Bayern Múnich y, sobre todo, del Real Madrid y el Barcelona, con cuatro cada uno, entre ellas las cinco más recientes; un dominio incontestable del fútbol español que este sábado entregó el relevo en el trono del balompié al Liverpool.
Iñaki Dufour
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