Así fue el Nápoles-Barcelona de octavos de final (ida): San Paolo es más para Griezmann (1-1)

Nápoles: Ospina; Di Lorenzo, Manolas, Maksimovic, Mário Rui; Fabián, Demme (Allan, 79’), Zielinski; Callejón (Politano, 74’), Mertens (Milik, 54’) e Insigne

Barcelona: Ter Stegen; Semedo, Piqué (Lenglet, 90'+3'), Umtiti, Junior; Vidal, Sergio, De Jong, Rakitic (Arthur, 55’); Messi y Griezmann (Fati, 87’)

Goles: 1-0, Mertens (30’); 1-1, Griezmann (57’)

Árbitro: Felix Brych (Alemania). Amonestó a Sergio, Insigne, Messi, Griezmann y Mário Rui. Expulsó por doble amonestación a Vidal.

Estadio: San Paolo.

Messi ha vivido todo tipo de situaciones en el mundo del fútbol, pero nunca hasta ahora había sentido la sombra de Diego Maradona acosándolo tanto fuera de Argentina. San Paolo es y será siempre territorio del Pelusa, y la afición napolitana se encargó de hacérselo saber a Messi desde antes del inicio del partido. Mientras tanto, Quique Setién se estrenaba en la Champions, y lo hizo apostando por un centro del campo con tablas con Vidal y Rakitic escoltando a Sergio y De Jong. El dominio del balón del Barcelona fue tan constante como inoperante, y Gennaro Gattuso disfrutaba en la banda ordenando coberturas y celebrando cada corte de sus jugadores.

La esterilidad azulgrana -amarilla en tierras italianas- terminó siendo castigada a la media hora. La Champions no permite despistes, y en ese pecado concreto Júnior tiene ya bastante experiencia. Un error suyo terminó siendo aprovechado por el Nápoles para hilar un contraataque entre Zielinski y Mertens. Semedo tampoco cerró bien su flanco y por allí apareció el belga, solitario y sin intención de indultar a Ter Stegen. Una vez más, el Barcelona estaba mostrando el peor de sus rostros a domicilio en Europa.

Mertens siguió hiriendo al Barcelona en el segundo tiempo, esta vez forzando la amarilla que impedirá a Sergio jugar la vuelta en el Camp Nou. El belga se marchó lesionado, pero habiendo dejado daños de consideración en el rival. Quique Setién le dio entrada a Arthur y el juego azulgrana se desbloqueó de inmediato, con la primera internada exitosa de Semedo por la derecha que terminó con una asistencia precisa a Griezmann que devolvió la igualdad al marcador.

El Nápoles había mostrado sus costuras, pero el Barcelona no sólo no hizo más daño, sino que sufrió aún varios contratiempos de gravedad con vistas a la vuelta y también para el inminente Clásico liguero. A la absurda expulsión de Vidal tras encararse con Mario Rui se unió acto seguido la inoportuna lesión de Piqué, cuyos gestos de dolor tras una torcedura de tobillo desataron aún más la preocupación en el banquillo. El Barça está lejos de brillar, pero sigue muy vivo en Liga y Champions; en un torneo gracias a Messi, y en Europa, por ahora, gracias al gol de Griezmann en San Paolo que deja la situación encarrilada de cara a la vuelta. Esta vez, a diferencia de Roma y Liverpool, sin espacio para la confianza.

Felix Brych señaló un fuera de juego de Insigne previo a una jugada en la que Callejón reclamaba un posible penalti de Júnior, aunque en esa acción no hubo intervención a simple vista del VAR. En la recta final del partido hubo un encontronazo entre Mário Rui y Vidal, que unieron sus cabezas con un último gesto de Vidal que terminó condenándolo. Ese lance fue reportado por el VAR y Brych, que iba a saldar el rifirrafe con una amarilla por cabeza, le enseñó la segunda al chileno, que se fue expulsado de San Paolo jurando en arameo y no jugará la vuelta.

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