Los jueves de Luis Villarejo: ¿Vinícius o Mbappé?

Acaba la cuarta jornada de la Liga de Campeones, con un aroma que deja a Vinícius Paixao de Oliveira Junior, Vini Jr para el público del Real Madrid, en el podio futbolero más alto de las celebrities, y con datos estadísticos que le sitúan ya muy por encima de los números que ofrece hasta la fecha, Kylian Mbappé.

Vinicius es más rápido. Alcanza una velocidad máxima de 38,5 km por hora. Mbappé tiene una marca de 35,21 km/h. Y Vini, según los dígitos que facilita UEFA, corre más. El brasileño marca ya una media de 9,83 km recorridos por partido, frente a los 7,69 de Mbappé por envite. Si además, marca más goles, y tiene más influencia en el juego, es legítimo establecer un debate deportivo y plantear si a día de hoy, Vinicius puede atemperar la fortaleza de la estrella del PSG.

Con los números en la mano, la Bolsa del fútbol cotiza a favor de Vini en todas las facetas del alto rendimiento. Mbappé, ante en Leipzig, se nubló en dos acciones individuales, mano a mano, que no supo resolver con la autoridad que un futbolista de su perfil debe definir. Todo lo contrario de Vinícius, que sin marcar, dio un curso de nuevo de fútbol de élite con acciones de alta escuela como la obra de arte, tras pared con Casemiro, que vacunó luego Benzema.

La progresión de Vinicius es exponencial. Su punta de velocidad es descomunal. Y comienza a ver puerta con precisión de cirujano. Si el Real Madrid, decidiera a día de hoy, plantear en un Consejo de administración si ejecutar la opción de fichar sí o sí a Mbappé, seguro que podrían surgir dudas. No por el precio, que el Madrid tiene claros sus números después de años de buena gestión, sino por analizar las consecuencias deportivas de fichar a un jugador que puede jugar en la misma posición de la actual estrella de todo un Real Madrid.

¿Merece la pena fichar a Mbappé, con Vinícius a este nivel? El termómetro del fútbol es dinámico. Mejor hablar de tendencias. O de percepciones. Y la tendencia, ahora, empuja a Vinicius hacia un liderazgo indiscutible. A partir de ahora, el brasileño entra en una nueva dimensión. Pasado el período de aprendizaje, Vinícius ya no es el becario de prácticas, comienza a tener personalidad, y tiene la suerte de contar con un entrenador como Carlo Ancelotti, que le va a poner siempre los pies en la tierra. El va creciendo en la plantilla.

Hay varios tipos de liderazgo en el fútbol. A menudo se valora la experiencia, la antigüedad, pero hay un liderazgo brutal y que no admite discusión: la calidad, el rendimiento. Y si hay un chaval que va como un tiro, que es imparable, aunque sea un crío, por más que un veterano quiera atemperar su progresión, a ese volcán, que ahora mismo es Vinícius, no lo para nadie. Sólo podría detener su ascensión, el gran enemigo del futbolista: el narcisismo, el ego. De momento, Vini jr, parece estar por encima de esas negligencias y su entusiasmo y sencillez pintan a un chico que realmente quiere crecer en el Real Madrid.

Si tácticamente Vinícius juega en la misma demarcación de Mbappé, la autopista del fichaje estrella podría ir más hacia Haaland. En cualquier escenario, el Real Madrid va a sacar petróleo del rendimiento de Vinicius. Y en el peor de los escaparates, si quisiera empatar financieramente fichando a Mbappé, el precio y el valor de Vini suben a la velocidad del precio de la luz. Por tanto, la inversión de Vinícius, ahora mismo, es un patrimonio sólido y que da dividendos. Entretanto, la gran estrella de la jornada del miércoles fue ver en directo a Salah. Un festival dio el Liverpool, con un Salah divertido, que lleva el balón cosido al pie, con un repertorio de registros soberbios. Su uno contra uno es infinito. Y Anfield fue un erial para el Atlético de Madrid. La vida pasa, pero el Liverpool mantiene el entusiasmo y el brío de toda la vida. Junto al poderío del Bayern Múnich, de lo mejor que se ve en el fútbol europeo.

Mbappé, Salah, son productos contrastados. Viníicius promete. Y está ya camino de esa hoja de ruta que se puede leer en cualquier proyecto estimulante. Para empezar un gran proyecto hace falta valentía. Para terminarlo, hace falta constancia. Vinícius, ya está en el reto de la perseverancia. La audacia ya la ha superado.