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Los jueves de Luis Villarejo: Cocodrilo Benzema

Luis Villarejo

Actualizado 10/03/2022 a las 00:22 GMT+1

Tardará mucho tiempo el PSG en olvidar la lección de fútbol, cocinada con ardor guerrero, que le dio el Real Madrid en la Champions League. Karim Benzema saca brillo a todo balón que le llega a sus dominios. Leyó de cine el partido, vio sestear a su rival, olió la sangre y le dio tres bocados en la yugular.

Resumen R. Madrid-PSG: Benzema le muestra el camino a Mbappé (3-1, global 3-2)

Como si fuera un cocodrilo, se llevó por delante a su presa con sigilo y una naturalidad pasmosa.
Los clubes de fútbol crecen en la vida con trayectoria, a base de esfuerzo, de títulos, de recorrido. El Real Madrid se fundó en 1902. El PSG nació en 1970 cuando el Madrid había ganado ya seis Copas de Europa. El escudo aún pesa en la camiseta, todavía marca goles, especialmente el del Real Madrid si además juega en Europa.
El PSG no se ha quitado aún el manto de club advenedizo, confeccionado con un tridente imperial, innecesario, absurdo, que tácticamente lo único que le aporta a Mauricio Pochettino son problemas. Mbappé, exultante en sus arreones, Neymar y Messi forman un lujo asiático sin sentido, que cuando ha llegado la hora de la verdad, no ha estado a la altura exigida. Ninguno de los tres puede dejar el césped como es lógico. Tres estrellas, con la obligación de jugar hasta el final. Di María no pudo entrar hasta el minuto 81. Se fue Danilo. Seguro que a Mauricio Pochettino el cuerpo le pedía otra solución.
Había expectación por ver a Kylian Mbappé. En el primer tiempo fue torazo en rodeo ajeno.
Desde los tiempos de Leo Messi no había aparecido en el mercado un portento como Kylian Mbappé. Si Alfredo di Stéfano hubiera visto la exhibición intermitente del 7 del PSG en el Bernabéu habría asociado a Mbappé con la mítica frase del libro Martín Fierro, “yo soy toro en mi rodeo y torazo en rodeo ajeno”. Era una máxima que empleaba don Alfredo al ver a tipos valientes, con coraje como el de este futbolista voraz, rápido e inteligente que después del partido de hoy sabe ya que tiene que salir corriendo en busca de nuevos retos. La suma de figuras no garantiza éxitos.
El tiempo pasa y los equipos que visitan el Bernabéu siguen cayendo en la trampa de dejar vivo al Real Madrid. El PSG perdonó en la ida, creyó dominar la eliminatoria en el primer tiempo con el hermoso gol de Mbappé, y al final se fue a la calle. Mérito enorme del Real Madrid, que a base de casta se carga a todo aquel que se pone delante. Da igual la edad, la energía, Luka Modric se dio un festival con la calidad, con determinación, siendo vertical siempre, buscando el último pase con sutileza, buscando a un tipo como Benzema, que convierte en oro molido sus intervenciones.
En toda remontada hay un clic. Un momento clave, un brindis al sol. El fútbol es un deporte de errores. Para ganar al Madrid se necesita además de calidad, una concentración máxima. Justo la que no tuvo Donnarumma en un error infantil. Él es un futbolista grande, pesado, sin agilidad en el golpeo con el pie. El Madrid lo sabía, apretó con su presión alta y en un agobio de Benzema, el portero italiano del PSG entregó la cuchara y sepultó a su equipo. Ese gol estaba ya escrito en el libreto, era el principio del fin. Ahí se acabó la aventura del PSG en la Champions. El Madrid ya fue un ciclón y el PSG un barco a la deriva.
Más allá de las quejas de Al Khelaifi al final del encuentro por la actuación arbitral, el PSG debe acudir al diván y resetear deportivamente el proyecto. Ver a Keylor Navas en el banquillo hace daño a los ojos. Era un titular indiscutible, pero al igual que otros refuerzos, bien haría su dirección deportiva en no acumular gente top a nivel deportivo y salarial que maniatan al entrenador de turno. ¿Qué necesidad tenía el PSG de fichar a Donnarumma?. Ahora le toca a Pochettino, uno de los grandes entrenadores del paisaje actual, dar la cara y aguantar el chaparrón, cuando en los despachos se necesita criterio.
El ambiente en el Bernabéu fue el de las grandes ocasiones. La gente llevó en volandas al equipo y suena a relato conocido, pero todo apunta a que si el Madrid evita al Manchester City, va a tener todas las papeletas para jugar la final de París y aspirar a su 14.ª Copa de Europa. Fue el primer superevento en Madrid pospandemia. Había tantas ganas de celebrar algo, que hubo gente que se fue a Cibeles a celebrar la victoria.
Ancelotti es uno de los grandes triunfadores de la noche. Su dirección de campo fue extraordinaria. Hizo los cambios idóneos. Y tuvo en el campo a Benzema y a Modric, dos héroes que han entendido el milagro de las remontadas de los viejos tiempos con Camacho, Juanito y Santillana. Por cierto, ¿cómo juega el Madrid? ¿Cuál es su estilo? Da igual. Gana.
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