Opinión | Los miércoles de Antonio Sanz: Guardiola resiste el cerrojo de Simeone

El Atleti mantiene aspiraciones para pasar y colarse en las semifinales de esta Liga de Campeones. Tras los halagos diplomáticos vertidos por los entrenadores durante la víspera, los dos equipos defraudaron en un envite donde uno no creo ocasiones de gol y el otro se limitó a esforzarse en “defender sin vergüenza”, tal y como reconoció el entrenador rojiblanco tras caer derrotado. Los rojiblancos destacaron por el esfuerzo colectivo y por la fornida defensa, como principales herramientas para presentar una vuelta atractiva en el Metropolitano. Mientras, los locales manosearon el cuero sin demasiada profundidad, con pocas ideas o escasa fluidez, siendo incapaces de adoctrinar con la ley del balón a un adversario que se limitó a arroparse con dos líneas de cinco durante gran parte del primer tiempo. El plan, al Cholo, le salió a medias porque ahora debe ganar en casa, algo que no ha logrado todavía en todo este torneo.

Simeone y Guardiola custodiaron un doble discurso realzando más proximidad futbolística frente a la opinión general que los siente como polos opuestos. Al menos, eso pensaban antes del partido porque las explicaciones de uno y otro resultaron las de destacar las facetas que los unen frente a las que los separan. Pep sacudió de cuajo los pensamientos de muchos aficionados negando que la concepción del ‘cholismo’ se instale en una corriente que se encuentra en el antagonismo de la suya, vamos que los estilos no moran en lugares tan diametralmente opuestos. La mejor virtud del Atlético es la de manejarse con la habilidad suficiente como para negarte lo que eres, señaló el catalán. Sobre el césped, los rojiblancos demostraron mucho nivel…defensivo, haciendo bueno el mejor elogio que he escuchado sobre un entrenador, que es tan adorado entre sus fieles como seriamente cuestionado por algunos colegas de profesión. Pero el sabiondo responsable del City repitió con doctrina: el Atleti te niega lo que eres cuando busca la forma de ganar. Y a fe que lo consiguió porque los locales se mostraron lejos de ser el equipo vistoso que siempre es.

Entre el abanico de riqueza táctica que despliega el Manchester City, resalta ahora la ausencia del delantero centro. Por eso añoraba a Harry Kane, aunque sea el menos nueve que existe en el mercado (con permiso de Benzemá). Quien no se considera un inventor del fútbol le da una y mil vueltas a cómo sorprender al contario para innovar un día tras otro. Partido a partido rompe los moldes de lo ya visto para descubrir variantes que permitan a sus equipos asaltar las zagas contrarias y poner en aprietos a aquellos que se hunden irremediablemente buscando protegerse. En este primer asalto, Guardiola sufrió en sus propias carnes de lo que es capaz el Atleti de Simeone. Quizá hoy ya piense menos aquello de que no percibía al ‘cholismo’ como un conjunto defensivo. El argentino le tenía preparado un cerrojazo para que se ahogara con la pelota. Ante la escasez de espacios, el City se fue al descanso sin crear ocasiones y sólo un fogonazo vertical de Rodri, Phoden y De Bruyne rompió, en el segundo tiempo, la noche soñada por el Cholo.

Tratando de buscar soluciones para darle sentido a la convivencia, Simeone encontró una nueva demarcación a Joao Félix. Después de mover al portugués por todo el frente de ataque, concluyó que lo mejor era sacrificar a Suárez para reubicar al ‘menino’ como cazador de goles del equipo. De este modo, aprovecharía la calidad y la definición de Joao, al mismo tiempo que lo desembarazaba de las obligaciones traseras que tanto agotan al talentoso delantero. No es un ariete, pero juega como tal. La solución evitó un problema mayor y el rendimiento del chico hizo el resto. Quizá Guardiola también le hubiera asignado la misma posición de falso delantero centro cuando Beguiristain le propuso firmarlo para el City. Pero en esta ida de cuartos de final, el luso era sacrificado para defender mostrándose ajeno al juego de ataque. Joao Félix y Griezmann se ubicaron como interiores cubriendo la delantera de los laterales. Ninguno de los dos pisó área enemiga. El portugués solo abandonó la posición de interior zurdo cuando le tocó salir del partido. Guardiola no pudo comprobar en vivo la evolución de uno de sus jugadores favoritos.

El Atleti no juega feo porque esa manera de actuar es desconocida y no aparece en el catecismo futbolístico de Pep. El técnico mantenía en la previa que los rojiblancos se presentan más ofensivos de lo que vemos, que no ofrecen demasiados riesgos a la hora de sacar el balón, pero cuando alcanzan el campo del adversario resalta la enorme calidad de sus jugadores. Al final de la noche ya pensaba lo contrario. Por eso, la cuestión es saber si con estos buenos futbolistas rojiblancos se puede jugar a otra cosa que no sea a defender. Simeone ha demostrado que sí, y lo ha demostrado en otras oportunidades. Sin embargo, cuando se siente inferior al adversario tira de cerrojo, toca la corneta y ordena lo que mejor saben hacer. En Manchester desactivó ofensivamente a un City que se mostró desconocido. Lástima no probarles si, además, esa noche también eran vulnerables en fase defensiva.