Opinión | Los miércoles de Antonio Sanz: Simeone-Klopp, una confusa guerra de estilos

El Atleti de Simeone sucumbió ante el Liverpool de Klopp. En la memoria aún rebotaba el partido previo a la pandemia de febrero de 2020 cuando los ‘reds’ se marcharon del Metropolitano sin tirar a puerta. Uno de los conjuntos más ofensivos del continente había perdido flujo ofensivo y había sido maniatado por los rojiblancos que aprovecharon para ganar el tempranero tanto de Saúl, del que pronto se han olvidado en Madrid y que solo ocupa banquillo en su arriesgada experiencia londinense. Pues veinte meses después, dos de los entrenadores más reconocidos del planeta volvieron a medirse, cada uno con su estilo, en la fase de grupos de la Champions League. Con sangre en el ojo llegó Klopp, con ironía lo despachó Simeone. Bajo el paraguas de la buena educación, los dos evitaron polemizar y se dieron un abrazo antes del arranque. Pero qué gusto les provoca enfrentarse al uno y al otro.

El choque tuvo varios ‘micropartidos’, donde quedó reflejado con claridad el modelo que cada uno defiende. El Atleti de Simeone se hundió en los primeros veinte minutos sin prestar atención al plan previsto: robar en zona de área propia para lanzar el balón largo a los dos puñales que debían medir esfuerzos con los zagueros ingleses. Joao Félix y Griezmann aguardaban el juego de desplazamiento que les servían De Paul y Koke, al tiempo que debían castigar con la carrera la espalda de la banda de Van Dijk. Sin embargo, los rojiblancos comenzaron defendiendo tan atrás, sin intensidad y cometiendo errores no forzados que cuando se quisieron dar cuenta ya perdían 0-2. Después del zarandeo, ya con poco que perder, el Liverpool de Klopp quiso dormir el partido (eso no lo sabe hacer), lo que provocó que al Atleti le empezara a rodar el plan. Dos goles de Griezmann permitieron el empate en un segundo tramo del primer tiempo dónde esta vez el Atleti de Simeone parecía el Liverpool de Klopp y los de Klopp se convertían en defensores al más puro estilo Simeone. Se invirtieron los papeles y el que defiende atacó y el que brilla ofensivamente se vio sacudido por el adversario.

Un escueto ‘nothing’ (nada) fue la palabra elegida por el Cholo para rememorar sin rencor el pasado. Klopp se medio disculpó de sus feroces críticas al estilo de juego que caracteriza al argentino una década después. La concepción que defienden del fútbol ambos entrenadores es antagónica. Mientras que uno apuesta por el ataque con un canto permanente al gol, el otro construye su estructura desde la defensa. Los dos estilos son tan válidos que ambos han salido campeones en sus respectivos torneos domésticos, dónde alzar el título no es una casualidad tras 38 jornadas que no deben ser justificadas por un error arbitral o un gol in extremis. Pero sí que llamó la atención el duro análisis realizado por el técnico germano hace poco más de un año en el cierre de aquella eliminatoria de octavos de final. “Lo dije después del segundo partido, estaba con decepción, con cierto enfado, y cuando no salen bien las cosas... Además tuvimos que concentrarnos en el fútbol en circunstancias difíciles ante un equipo con jugadores de clase mundial. Defendieron muy bien y lo reflejé con enfado”.

La realidad es que Klopp no piensa mal de Simeone. Reconoce el cambio radical que ha dado la institución gracias a su entrenador y admite que los títulos no son una casualidad y más cuando compites en un torneo con dos clubes de los más grandes del mundo. Eso sí, a la hora de la pizarra, Jürgen lo tiene claro: a él le gusta ganar de una manera bien diferente a la del Cholo. “Le respeto mucho, aunque no me guste y prefiera otro tipo de fútbol. Pero el suyo también es exitoso”, sentenció nuevamente Klopp en la previa del Metropolitano. Aquel golpe de mal humor tras la eliminación arrastra el episodio hasta otros dúos de entrenadores que mantuvieron disputas por el estilo. Menotti-Bilardo, Clemente-Valdano o Guardiola-Mourinho escribieron, durante sus enfrentamientos, renglones de dualidad para la historia del balompié. Simeone-Klopp se presentan como dos técnicos que defienden un modelo diferente, pero al que ambos se rinden al del enemigo. El Cholo ya le admitió a Guardiola, cuando fue a verlo entrenar al Barcelona, que él no podría jugar con tanta posesión para desbrozar a la zaga adversaria. Klopp, cuyo promedio ofensivo en el Liverpool es de tres goles por partido, edifica su equipo avalado en la velocidad del balón, la movilidad transitiva defensa-ataque y la contundencia en el área rival. Simeone plantea aprovechar los espacios que deja libres el contrario para robar y correr apoyados en un régimen de esfuerzo defensivo que no se negocia.

Sin embargo, en esta primera derrota rojiblanca, el marcador obligó a Simeone a ser más Klopp. La guerra de estilos nos ofreció frenesí y solo dos errores individuales -la inocente expulsión de Griezmann y el absurdo penalti de Hermoso- condenaron a un Atleti que ni con uno menos perdió la cara al duelo, si exceptuamos la puesta en escena donde el Cholo sí resultó más Cholo que nunca. Las dos hinchadas disfrutan de esta nueva vida paralela de éxito, olvidando el amargo tránsito pasado. Ahora, dentro de dos semanas, tocará otro enfrentamiento más, esta vez en la catedral de Anfield. Retornará la resultante entre dos técnicos que, rencillas al margen, defienden desde su escaño un fútbol que gana. Mientras tanto, una afición cantará más goles que la otra y una parte pequeña de la otra, seguirá rogando al Cholo, que sea algo más atrevido, algo más Klopp. Eso sí, en el Metropolitano el entrenador alemán no pudo demostrar el fútbol total de ataque que lo arropa a la orilla del Merseyside. Esta vez fue más a lo práctico y con veinte minutos le sobró para ganar.

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