La opinión de Elías Israel: El Atlético de Simeone es un zombi

El Oporto supo hurgar en la herida, sencillamente poniendo más empuje y aprovechando el desaguisado de los Savic, Giménez y Nahuel Molina, un auténtico triángulo del despropósito defensivo en la noche portuguesa. Obviando el superlativo nivel de ese marciano llamado Oblak, e l siniestro fue total. Witsel, Saúl y De Paul deambulan sin brújula. Ni Correa, ni Griezmann, ni siquiera Joao Felix, marcan diferencias. Los cambios no aportan. Evidencias de un denominador común, un equipo roto, por mucho que acabase maquillando otra noche negra.

Acabar último en este grupo de la Champions, fuera de la Europa League, es un bajonazo de dimensiones bíblicas. Reconocer e incluso agradecer el impresionante legado del Cholo a este club y a este equipo no puede estar reñido con poner el grito en el cielo por lo que es la evidencia de un equipo bloqueado, disparatado en lo táctico y con todos los jugadores muy por debajo de su nivel, síntoma inequívoco de que no cree en lo que hace. Cuando dentro del campo se esquivan las miradas y cuando se cruzan son de impotencia, el problema empieza a ser alarmante.

Al bajonazo deportivo de verse fuera de la élite europea el 1 de noviembre se une el problema económico que supone haber conseguido solo cinco puntos, dejar de ingresar los 20 millones por la no clasificación y verse en la obligación de desprenderse de algún activo, incluso en el mercado invernal.

El parón mundialista debe servir para una reflexión profunda sobre el futuro del proyecto. Simeone se ha ganado el derecho a elegir cómo y cuándo abandonar su obra. Le ha dado muchísimo al Atlético, cambiando su historia para bien en la última década, pero el club se lo ha sabido reconocer convirtiéndole en el entrenador mejor pagado del fútbol español con 18 millones de euros netos. Ha llegado el momento, sin necesidad de hacerse daño, de empezar a imaginar un nuevo ciclo, un Atlético sin Simeone.