El significado de la celebración de Messi y su abrazo con Ronald Koeman

En vez de a Louis Van Gaal, esta vez las cámaras apuntaban a Joan Laporta. Tal vez los seguidores barcelonistas más experimentados encuentren sentido a esta comparación, ya que el entrenador holandés estuvo sentado en el palco del Camp Nou la noche del 12 de marzo de 1997, cuando el FC Barcelona remontó en la segunda parte al Atlético de Madrid en el partido de vuelta de cuartos de final de la Copa del Rey.

Van Gaal todavía no había sido designado sucesor oficial de Bobby Robson, pero todo el mundo lo sabía y ya estaba allí sentado en calidad de futuro entrenador del Barcelona. En el caso de Laporta, todavía no ha ganado las elecciones para volver a ser presidente pese a que se dé por hecho y, en cualquier caso, ambos -Van Gaal y Laporta- vivieron el mismo momento de éxtasis en una remontada copera que a priori parecía imposible.

Aquella noche del 5-4 que rubricó Pizzi, a Robson no le gustó que Van Gaal le restara protagonismo a él o a sus jugadores y así lo hizo saber en la rueda de prensa posterior. Lo que sí dijo el técnico inglés, fue casualmente algo parecido a lo que dijo un también cuestionado Ronald Koeman tras remontar al Sevilla: “No recuerdo, en 45 años, un fútbol como el de la segunda parte. Va dedicado al público”.

Sir Bobby Robson vivió entonces su mejor noche como entrenador azulgrana, pese a que pocos meses después ganó aquella Copa del Rey, antes la Recopa de Europa y se quedó muy cerca de ganarle LaLiga al Real Madrid de Fabio Capello. Ronald Koeman, quien antes de afrontar la vuelta ante el Sevilla tuvo que recordar públicamente que gane el candidato que gane él tiene contrato en vigor pese a las promesas electorales de traer a Xavi Hernández, no dudó en asegurar que la del 3 de marzo de 2021 había sido su mejor noche como técnico culé.

Al margen de esta similitud entre las emociones que vivieron Robson y Koeman en dos remontadas de locura y ante las atentas miradas de Van Gaal o Laporta, hubo más gestos significativos tras los 120 minutos que duró el partido.

Un exultante Ronald Koeman se acercó a Piqué y Messi como líderes y artífices del triunfo y se fundió en sendos abrazos con ellos. ¿El significado? Es visible y muy evidente, son un equipo unido y existe la confianza y el respeto mutuo para seguir levantando a este Barça pese a todos sus problemas y debilidades.

Y puede que el más importante, y aquí la mirada de Joan Laporta como más que probable futuro presidente del club a partir de este domingo, la celebración de Leo Messi del 2-0 de Piqué que forzó la prórroga y que es sinónimo de que Leo siente al club como nadie. Su futuro, si se irá al City, al PSG o si finalmente se queda sigue siendo una incógnita. Pero noches como la del Sevilla y este lenguaje gestual es la mejor declaración de intenciones posibles.

De aquella noche de marzo de 1997 contra el Atlético salió un Barça campeón de Copa y por añadir una similitud real más, quien entonces tenía dudas para quedarse o irse era un Ronaldo Nazario que aquella noche metió tres goles. Finalmente se fue al Inter y, tal vez, se acabó arrepintiendo. Alguien debería recordárselo a Messi, especialmente el observador Laporta.