Los jueves de Luis Villarejo: Athletic Club, patrimonio mundial

Conviene poner de relieve lo antes posible a un club como el Athletic, que es patrimonio del fútbol mundial. El Athletic debería ser una especie protegida a nivel mundial. Igual que se lucha por preservar el lince ibérico, es preciso cuidar el fútbol en San Mamés. La FIFA y la UEFA deben blindar el ecosistema del Athletic de Bilbao, valiente, tradicional y al mismo tiempo dinámico, circunstancias que tendrían que servirle para estar en la mesa de los grandes clubes europeos cuando se hacen listas de clubes participantes en proyectos como la hipotética Superliga europea. El Athletic siempre tendría una plaza segura en una Superliga, si ellos quieren. Su ciudad, su estadio, su gente, su himno, su atmósfera. Es un club grande, grande en valores.

Toda aquella organización que cuente con el Athletic Club en sus proyectos será automáticamente fiable. ¿Por qué?. Por conservar un aroma de fútbol auténtico y convertirse sus ejecutivos en futboleros, delante de un equipo que sigue exprimiendo y exhibiendo jugadores de su cantera; una idea que causa admiración cada vez que se presenta en foros internacionales, uno de ellos, al que pude asistir en Miami, en EEUU donde tomaron buena algunas Escuelas de Negocio presentes.

Su hoja de ruta es innegociable. Dice así oficialmente. “El Athletic Club está radicado en Bilbao, provincia de Bizkaia (País Vasco). Nuestra filosofía deportiva se rige por el principio que determina que pueden jugar en sus filas los jugadores que se han hecho en la propia cantera y los formados en clubes de Euskal Herria, que engloba a las siguientes demarcaciones territoriales: Bizkaia, Gipuzkoa, Araba, Nafarroa, Lapurdi, Zuberoa y Nafarroa Behera, así como, por supuesto, los jugadores y jugadoras que hayan nacido en alguna de ellas”.

Con 140,4 millones de euros de presupuesto, el Athletic es conocido en el fútbol español por pagar bien a sus jugadores. Las restricciones a la hora de fichar provocan que sus futbolistas sean muy cotizados. Y el mercado los pone en valor. Máxime si además, jugadores como Unai Simón o Iñigo Martínez, fijos en la lista de Luis Enrique para el Mundial, siguen creciendo. O futbolistas como Muniaín o Iñaki Williams, ya asentados y con fuste, siguen siendo líderes del equipo, ayudando a jóvenes como Aguirrezabala, Nico Williams, Nico Serrano o una de las revelaciones como Mikel Vesga, que comienza a rebañar con criterio el medio campo del Athletic con actuaciones ya interesantes.

Las finales de Copa, la Supercopa por añadidura, la posibilidad de ir a la Supercopa europea desde la Europa League comienzan a dar al Athletic un glamour que les sirve para crecer. Con el mercado racionado, me contaba un día Joaquín Caparrós, uno de los técnicos más queridos por el público en Bilbao, que si a la hora de fichar el margen era estrecho, el club trabajaba en su logística con lo mejor. Invertía en Lezama, en logística, en I+D, en todo aquello que ayudara a competir con la elite de LaLiga. En ese plano, el Athletic sí mira a los ojos al Real Madrid, al FC Barcelona o al Atlético de Madrid.

La internacionalización, jugar la Supercopa en Arabia Saudí abren al Athletic Club al mundo. Un equipo que cuenta aún con una afición que aplaude al jugador rival de tronío, como demostró este año con Benzema, que reconoce trayectorias como la de Joaquín, en el Real Betis, hinchas, en general, de otro mundo, que van al fútbol a una fiesta, a ser felices y a disfrutar. Su mínima cuota radical con ruido, no empaña su grandeza.

Su premio anual, One Club Man/Woman, que premia la fidelidad a un club, los valores, el compromiso, la lealtad, el respeto y la profesionalidad es un galardón distinto, especial, diferente. En esta era del narcisismo que vive la sociedad, el Athletic, con altura de miras, homenajea a Ryan Giggs, icono del Manchester United durante 24 temporadas o a la jugadora alemana Pia Wunderlich, campeona del mundo desde Frankfurt. Antes han recibido la ovación de San Mamés Puyol, Sepp Maier o Paolo Maldini. Otro nivel.

Por ésto y mucho más, el Athletic es patrimonio mundial del fútbol. Entretanto, Marcelino García Toral disfruta en Bilbao de un equipo en progresión, que seguro dará una eliminatoria llena de electricidad ante el Valencia CF en el primer asalto en San Mamés. La Copa alegra las noches de los aficionados de toda la vida entre semana. Una suerte.