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Blog De la Calle: La Copa Libertadores de Europa (21:00)

Fermín de la Calle

Actualizado 24/11/2018 a las 09:08 GMT+1

Boca y River se medirá a las 16:00 horas y el populismo de Macri provocará que haya aficionados visitantes en las gradas, en un ejercicio de irresponsabilidad.

Boca Juniors' fans climb a fence during an Argentine First Division soccer match against River Plate in Buenos Aires (Reuters)

Fuente de la imagen: Eurosport

Boca Júniors y River Plate se medirán en la final de la Copa Libertadores, un hecho sin precedentes a esas alturas de esa competición que ha desatado todo tipo de reacciones. Lo que debía ser una fiesta del fútbol pasa por ser un problema de extrema seguridad en un entorno, el del fútbol argentino, dominado por las barras bravas y la violencia. Desde junio de 2013, a propuesta del entonces ministro de Seguridad, Sergio Berni, se extendió en Argentina la prohibición de las hinchadas visitantes a todo el fútbol después de que asesinaran a Martín Jerez en La Plata durante un Estudiantes-Lanús. El crimen, sin embargo, no fue resultado de una pelea entre hinchadas, sino debido a la represión policial. La violencia y el fútbol han sido en los últimos lustros casi un sinónimo en Argentina. De hecho, desde 2007 existía la prohibición de que acudieran a los partidos de ascenso las hinchadas visitantes tras el asesinato de Marcelo Cejas, hincha de Tigre.
Lo recordaba esta semana el periodista Alejandro Wall, como Martín Jerez o Marcelo Cejas son muchos los que han perdido la vida por culpa de la violencia que gobierna el fútbol argentino: "Fernando Palermo en Mar de Plata en 2002, Norma Cuenca tras ser disparada a la puerta de su casa en 2001 en una pelea entre hinchas de Boca y River, Miguel Cedrón en 2000 por un disparo en el abdomen en un ajuste de cuentas dentro de la barra de Boca de La Doce, la joven Romina Méndez, de 11 años, al sufrir un disparo en una pelea en Mendoza entre barras de River y Boca, Marcelo Blanco en 1997, Walter Vallejos y Ángel Delgado en 1994, Enrique Fernández en 1985, el capo de la barra de River Daniel 'Matutito' Taranto en 1983, la masacre de la Puert 12 con 71 personas muertas al ser aplastadas por a la salida de un partido entre River y Boca el 23 de junio de 1968...".
Por todo ello desde el primer momento se convino por todas las partes que lo mejor sería jugar los partidos sin afición visitante en el campo en ambos encuentros. La lógica chocaba con la realidad. A la aspiración lógica que invita a proponer que las aficiones disfruten en un ambiente distendido animando a su equipo se enfrenta una realidad cruel en la que los violentos utilizan estos partidos para ganar dinero y desafiar a las barras rivales poniendo en peligro a los aficionados que acuden el campo a ver fútbol sin más. El sentido común invitaba a mantener las condiciones de seguridad.
Parecía obvio que la decisión de no contar con aficionados visitantes en la Bombonera o Monumental como medida preventiva contaba con el respaldo unánime de todos, salvo de los violentos. Pero todo saltó por los aires el jueves, el mismo día que Central y Newell's tuvieron que jugar a puerta cerrada en cancha de Arsenal. Ese día el presidente de Argentina, Mauricio Macri, ex presidente de Boca con varios episodios de comportamiento más propios de un hooligan que de un estadista, pidió lo siguiente en las redes sociales con su populismo habitual: "Lo que vamos a vivir los argentinos en unas semanas es una final histórica. También una oportunidad de demostrar madurez y que estamos cambiando, que se puede jugar en paz. Le pedí a la Ministra de Seguridad que trabaje con la Ciudad para que el público visitante pueda ir".
El pedido del presidente provocó una reunión entre la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y su par de la Ciudad de Buenos Aires, Martín Ocampo, que analizaron las alternativas del operativo de seguridad que habría que implementar para permitir que haya público visitante en las dos finales de la Libertadores entre River y Boca. La final de la Copa Libertadores se jugará finalmente en el barrio de la Boca el 10 de noviembre y en el Monumental de River el 24 y ambos partidos se celebrarán a una hora intempestiva, las 16:00 hora argentina. El del 24, además, contará con la inquietante presencia en el palco millonario del presidente ruso Vladimir Putin, que anda por Buenos Aires con los dirigentes del G 20 en esos días.
Desde el jueves pasado Ocampo dejó clara su postura: "No se dan las condiciones de seguridad. No es factible un Boca-River con visitantes. Mientras haya riesgo para un solo habitante en la ciudad, la decisión será la misma". El viernes Macri insistió en su decisión de lavar la cara al fútbol argentino, uno de los más violentos del mundo: "Esta oportunidad histórica la tenemos que inmortalizar con un espectáculo completo y completo es que haya hinchada visitante". El sábado Ocampo cedió en su resistencia y la ministra Bullrich informaba que habrá un despliegue de seguridad de tintes paramilitares para satisfacer los deseos de un Macri cuya connivencia como presidente de Boca con un fútbol gobernado por las violentas barras bravas está más que probada.
Son muchas las voces que han criticado con dureza la decisión de Macri por incoherente. El ez juez Mariano Berges, presidente de la ONG 'Salvemos el fútbol', se despachó asó contra Macri: "Se proclama como el referente de la corrupción contra el fútbol, pero su época como dirigente fue la más sangrienta. Se proclama adalid contra la violencia en el fútbol y todos sabemos que cuendo él era presidente de Boca fue la etapa más sangrienta en cuanto a la violencia en el fútbol. Lo de Macri y la final de la Libertadores es irresponsable e imprudente".
Andrés Burgo, otro referente periodístico en Argentina, autor de libros absolutamente recomendables como 'El partido' (sobre el Inglaterra-Argentina del 86) o el imprescindible 'Ser de River', la crónica del destierro de los millonarios por la B, no se mordía la lengua a la hora de calificar la decisión del presidente argentino: "¿Para qué queremos que haya 5.000 visitantes? ¿Para ue haya 2.500 barrabravas y 2.500 hinchas comunes? ¿Para hacer el simulacro de la buena convivencia ante el mundo? Con este simulacro de hinchadas y horarios vespertinos habría que llamarla la Copa Libertadores de Europa".Que no ocurra nada...
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