El post de la Champions League: La vida ya es más plena

Rompió con piolet el hielo competitivo este Barça de Valverde, que quizás no enamora como por momentos sí lo hizo el de Guardiola o Luis Enrique, pero que gana a base de bien. De momento, todos los partidos, uno detrás de otro. De la Supercopa de España en Tánger a los cuatro de Liga y ahora el primero de Champions.

Para lo de Messi no hay palabras. Ni premios, que por otra parte no se los dan. Nuevo ´hat-trick’, su octavo en Champions (uno más que Cristiano, este miércoles protagonista en Mestalla contra el Valencia) y esa sensación de que es lo que quiera ser.

Sin VAR, que eso no gusta en la UEFA, el Atleti salió empoderado de Mónaco, allí donde los ricos no van al fútbol, más vacío el estadio Louis II que el del Getafe. Se repuso con entereza al 1-0 y volteó el Principado con el oportunismo de Diego Costa y Giménez. Mucho Simeone, asido desde el graderío por sanción a una barandilla como si no hubiera mañana.

El Atleti, agarrado en Liga a la irregularidad, al sinvivir habitual de su ADN, demostró que la Champions se la toma muy en serio, que se aprendió del Qarabag y que la final es en el Metropolitano. Mensaje recibido, como el codazo de Falcao al principio o el castigo a Lemar, que jugó en casa sólo los últimos 25 minutos. Las cosas con el Cholo son así, sin dobleces. Como volver a confiar en Rodrigo, el del cambio ante el Éibar.

En el resto de la jornada de martes, el Inter maravilló por su pasión para remontar (2-1) a un Tottenham que sigue a lo suyo, decepcionando, y el Liverpool se confirmó como una realidad que no casualidad. El 3-2 al Paris SG de Neymar y Mbappé dejó en su sitio al campeón francés, en esa irrelevancia que no por persistente deja de llamar la atención pese a la inyección de millones.

Brujas-Dortmund (0-1), Estrella Roja-Nápoles (0-0), Galatasaray-Lokomotiv (3-0) y Schalke Oporto (1-1 y polémica por uno de los nuestros, Gil Manzano, perdido sin ayuda tecnológica) completaron una jornada inaugural en la que lo mejor fue, eso, el bautismo de fuego.