El post del Barça-Madrid: Julen, Ernesto y la luna

Pero es el momento de que Julen y Ernesto crucen miradas si el primero, claro está, pasa el Rubicón del oprobio tras la derrota contra el Levante tendremos Clásico marcado por el que no va a estar. Y el que complica la existencia a su entrenador. Ni más ni menos que Messi.

No es dado Messi a las lesiones (uno de los éxitos de su perseverancia en la cima del mundo fútbol) pero el contratiempo sufrido ante el Sevilla le devuelve, de repente, la condición humana al más sobrenatural de los futbolistas. El pisotón de su compatriota Vázquez, el que provocó la mala caída y la fractura del radio del brazo derecho, deja al Barça huérfano de su referente justo en la semana más grande: Inter y Real Madrid como visitantes del Camp Nou, dieciséis Copas de Europa enfrente.

Nunca es buen momento para perder de vista el faro. Y no hay mucha marejada desatada en el Barça en comparación con la nave blanca. Pero al ser vasos comunicantes, una especie de manta corta, ahora coincide que el Madrid se constipa y el Barça tose. Lo que pierde con regularidad el Madrid y lo que se intuye que puede perder el Barça sin Messi actúan de puente aéreo, de hermanamiento en la desgracia a una semana del Clásico.

Porque son entrenadores exigidos por la infalibilidad que se precisa al frente de los más poderosos. El Madrid de Lopetegui no funciona y el Barça de Valverde no enamora. Dos axiomas que se medirán el domingo, el eterno descontento de quien no se conforma si no tiene la luna.

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