El post del Clásico, según el Barça: El tres en uno

Fue un duelo de tirones, con un primer tiempo de apretón local y una reanudación para olvidar pese a la goleada final con un Madrid redivivo que no supo, en cambio, rematar la faena. Aun así, le dio para ganar al equipo de Valverde por 5-1 cuando igual pudo hasta empatar el Madrid.

El Barça arrancó pronto en espera del Madrid. Jordi Alba apretó, una vez más, a Luis Enrique con la galopada por banda izquierda, sentada incluida de la zaga, y un pase atrás no de la muerte sino de la vida, la de Coutinho y su gol sin portero. Un ciclón azulgrana arrasaba el área del Madrid para el 1-0 en 11 minutos. Pudo ser peor, con un paradón de Courtois a tiro de Arthur tras el enésimo regalo a los 19 minutos de Sergio Ramos, esa ONG.

A los 28 minutos, lo que parecía el enésimo piscinazo de Luis Suárez resulta que, VAR mediante, era un penalti de Varane como una casa. El uruguayo lo transformó tan ajustado que no pudo llegar Courtois: 2-0 y Piqué, en el 43 y en área rival tras robo por presión, casi cabecea el 3-0. Era un chorreo pero sin tiro de gracia.

Marcelo, a los 50 minutos, confirmó que su estado de gracia (esta sí) ante el gol es total (tercer partido seguido marcando) y que de jugar al fútbol sabe mucho más que de periodismo.

La caraja era entonces bíblica en el Barça con las continuas pérdidas de Arthur (el agujero de oro) pero el palo se lo llevó el Madrid con el remate de Modric. No llegó por esto el 2-2 como por lo mismo el 3-1, en un palo con remate acrobático de Luis Suárez.

Así que de palo en palo hasta la paliza final. Semedo por Rafinha (a quien perdonaron la tarjeta en un salto contra Kroos) fue el primer cambio de Valverde. Pero el que lo decidió todo fue el siguiente reemplazo, la promoción buena: Dembélé por Coutinho (este jugador es un sí pero no o un no pero sí) que dio paso al instante al tercero del Barça tras una galopada del francés en su primer balón subido. Cabeceó con potencia de disparo Luis Suárez, perdonado también por el árbitro y el VAR tras un pisotón de roja a Nacho.

Hubo más Clásico para alargar la victoria a una humillación, un 5-1 que no se repetía desde la campaña 1953/54 y que acabará probablemente con la etapa de Lopetegui, el breve. Cinco en el Camp Nou son mucho lastre. Y sin Messi.