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El primer Hispano
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Publicado 28/05/2015 a las 17:14 GMT+2
Hay nombres que suenan mejor al pronunciarlos, incluso gritarlos, que cuando se ven escritos. “Hispano” ha sido el término que ha servido para animar a un grupo de deportistas que se han proclamado campeones del mundo en balonmano.
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Fuente de la imagen: Eurosport
La palabra España deriva de Hispania, nombre utilizado por los romanos para definir a la península Ibérica, incluido Portugal, este era un término alternativo al nombre de Iberia preferido por los griegos para referirse al mismo territorio. Al margen de la teoría conspiratoria, que mantienen los nacionalistas españoles, acusando a los demás de que renunciamos a utilizar la palabra España y la sustituimos por otras: La Roja (fútbol), la ÑBA (baloncesto) o Hispanos (Balonmano), la verdad es que estos términos funcionan en el mundo del deporte y son aceptadas por la gran mayoría. He indagado sobre el origen de esta palabra Hispanos asociada al balonmano y he encontrado una historia real y curiosa, protagonizada por un jugador de baloncesto.
Borja Vidal Fernández es el verdadero Hispano. Deportista nacido en la bella aldea de Pontigon (Asturias) con 2,06 de altura, 130 kilos de peso y fuerte complexión se convirtió en un símbolo al cambiar el baloncesto profesional por el balonmano, en el año 2005. Sus comienzos fueron en el mundo del baloncesto y después de jugar en el Joventut, Melilla, Bilbao y Nápoles fichó por el CAI Zaragoza. Los jugadores de baloncesto y balonmano del equipo aragonés entrenaban en el pabellón Príncipe Felipe. Los de la canasta primero y luego los de la portería. Esta coincidencia hizo que el técnico Fernando Bolea, entrenador del equipo de balonmano, observando las cualidades de Borja, le propusiera cambiar de deporte. El chico no estaba convencido pero el asesor del club en aquella época, Valero Rivera (el hoy seleccionador español campeón del mundo) le hizo ver que su potencial era tan prometedor que en tres años se convertiría en el pivote de la selección española. Llegados a ese punto firmó un contrato de tres años.
Cuando Borja Vidal Fernández practicaba el baloncesto vivió una experiencia singular en Nápoles. Era muy joven y un día en el transcurso de un partido se convirtió en el gran protagonista. Su buen juego hizo que los espectadores en el pabellón empezaran a destacar su actuación gritando: ¡Hispano!, ¡Hispano! Era una manera de comparar su imagen como la de un gladiador en el Coliseum. Aquello fue el inicio de su nuevo bautismo, tanto le gusto que hizo suyo el apodo y como me confirma por teléfono desde Nantes: “Yo soy Hispano, todos me llaman así desde mi estancia en Italia. Tanto gustó el nombre que cuando fiche por el CAI Zaragoza de balonmano el club aprovechó el apodo para hacer una campaña de publicidad vestido como un gladiador. Incluso el Marca me hizo un reportaje disfrazado de Hispano”.
Ahora juega en el HBC Nantes, equipo que milita en la primera división francesa y tiene como compañeros a Jorge Maqueda y Alberto Entrerrios, dos campeones del mundo en Barcelona (Alberto por segunda vez). También está en el equipo francés su mejor amigo, el hijo de Valero Rivera, otro campeón del mundo, el hombre que hizo de Hispano un símbolo en el mundo del balonmano. Los que le conocen dicen que es un trozo de pan, una tipo entrañable, que nada tiene que ver su apariencia con su forma de ser. Está encantado que su nombre-apodo: Hispano, haya servido para definir a un grupo de deportistas que han demostrado su talento y sus ganas de hacer historia: “Ha sido muy bonito, maravilloso, ellos han hecho más grande mi nombre. Soy el primer Hispano y me alegro de que ahora seamos muchos más. Es un nombre que requiere ser honrado cada vez que sales a una cancha”.
Su casa de Pontigon (una aldea de 30 habitantes) es un lugar de peregrinación para todos sus amigos. Le gusta pasar los veranos en Asturias y disfrutar de la temperatura.
Me cuenta que a los 14 años: “Mientras jugaba en el colegio a la hora del recreo, mis dos metros llamaron la atención del periodista de un diario. Sin saber muy bien cómo, me convertí en protagonista involuntario de un programa de curiosidades, por mis virtudes para jugar al baloncesto. Casualmente, la esposa de un ojeador del Joventut estaba viendo aquel programa y, sin pensárselo dos veces, avisó a su marido”. Aquel fue el comienzo de una historia increíble que hoy tenía como protagonista al verdadero Hispano.
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