EUROCOPA 2020 I España-Suecia: Aburre Luis Enrique, desespera Morata

0-España: Unai Simón; Marcos Llorente, Laporte, Pau Torres, Jordi Alba; Rodri (Thiago 64'), Koke (Fabián 88'), Pedri; Ferrán Torres (Oyarzábal 74'), Dani Olmo (Gerard 74') y Morata (Sarabia 64')

0-Suecia: Olsen; Lustig (Krahft 74'), Lindelof, Danielson y Augustinsson; Sebastian Larsson, Ekdal, Olsson (Cajuste 83') y Forsberg (Bergsston 83'); Alexander Isak (Claesson 68') y Berg (Quaison 68').

-Sin goles

-Árbitro: Slavko Vincic, de Eslovenia. Amonestó a Lustig,

-Incidencias: Partido entre España y Suecia de la primera jornada del grupo E en el estadio de La Cartuja de Sevilla con 12.517 espectadores.

España se estrenó en la Eurocopa con un equipo made in Luis Enrique. Con cierto tufo a ataque de entrenador y sus habituales decisiones contracorriente tan difíciles de explicar. En primer lugar con una defensa con tres zurdos y un lateral derecho que pasa por ser nuestro volante más en forma (Marcos Llorente). En segundo, con el único jugador al que se le caen los goles en el banquillo (Gerard Moreno), para apostar por un 9 historicámente cuestionado, y con razón, como Morata. Y en tercero, con dos extremos que en realidad son interiores o mediapuntas con querencia a tirarse hacia adentro (Dani Olmo y Ferrán Torres). El seleccionador proponía juego por fuera y asociación por dentro. Buen pie y poca pegada. Ni cuchillo ni tenedor, cuchareo. Sin embargo, la posesión de la pelota, a la que renunció Suecia descaradamente (84% a los veinte minutos para España), no se traducía en ocasiones.

Un cabezazo de Dani Olmo y dos lanzamientos de Koke eran las oportunidades más claras hasta que Danielson cometió un error grosero, dejando a Morata solo ante Olsen. Pero el delantero madrileño hizo lo que suele: desesperar al personal fallando. Justo lo que estuvo a punto de no hacer Isak minutos después, cuyo disparo salvó Llorente en una extraña carambola. Al final de la primera parte el diagnóstico era inquietante: la ocasión más clara fue de Suecia, pese a no jugar ni proponer. En España la intrascendencia de un Pedri, Ferrán Torres o Morata evidenciaba que la propuesta de Luis Enrique no funcionaba. Demasiada horizontalidad por dentro, excesiva conducción por fuera. Solo Dani Olmo probó un disparo de lejos, jugada que creó problemas a Olsen. Dominaba España, pero ni convencía, ni entusiasmaba, ni seducía... Ni ganaba.

La reanudación no trajo novedades. España seguía bajando las pulsaciones del partido y Suecia estaba cada vez más cómoda. Los de Luis Enrique comenzaban a ofrecer síntomas de cansacio, de bloqueo, de desesperación. Y desde el banquillo no se ofrecían soluciones. Centros desde tres cuartos de cancha sin encarar a los laterales, centrocampistas que no disparan a puerta... A la hora de partido Isak le hizo el lío a toda la defensa española y sirvió un gol cantado a Berg, que falló clamorosamente. Ninguno de los 12.517 espectadores que había en La Cartuja recordaban ya el fulgurante inicio de una España que fue decreciendo con el paso del partido hasta diluirse en un juego insípido.

Y entonces ocurrió algo muy significativo: el público de Sevilla pitó a la selección. Pitó primero a España y pitó luego los cambios de Luis Enrique, que en otro ataque de entrenador dejó al equipo sin 9 al retirar a Morata por Sarabia. El asturiano dejaba huérfana a la selección en ataque en una maniobra absolutamente inexplicable. Pero si Luis Enrique hizo una apuesta asombrosa, el seleccionador sueco superó el órdago al retirar a Isak, el mejor de los 22 en el campo.

Diez minutos más tarde, el asturiano ponía en el campo más madera con Oyarzábal y Gerard, al que le daba quince minutos. Entraban por Olmo y Torres, dos extremos que no lo son. La selección cambiaba el libreto del toque (dieron más de 800 pases) con un cuarto de hora por delante y apostaba por la épica y el tremendismo. Puerta grande o enfermería, pura sevillanía. Pudo marcar Gerard en un remate que sacó Olsen con los pies. Y al final, ni chichá ni limoná. Como esta selección. Un punto que no vale. Al menos no para enganchar a una afición desencantada con este equipo que aburre a las ovejas. Una España que consiguió lo nunca visto: Sevilla pitó a España, a los cambios de Luis Enrique y a los fallos de Morata.

Los españoles pidieron una mano en una jugada de Dani Olmo en la que la pelota tropezó en la mano de un defensa sueco, que la tenía pegada al cuerpo y vio cómo le daba de forma involuntaria.