Eurocopa 2021 | Sevilla, color de Eurocopa

Sevilla huele a Eurocopa. Desde que te montas en el AVE y ves los asientos con los colores de la Selección, hasta las banderitas que hondean en las farolas o las pegatinas de las bicis municipales. Es evidente que la capital hispalense no está revolucionada (tampoco puede), vive en una contención marcada por unas restricciones sanitarias asumidas con resignación desde hace tiempo. Pero hay cositas que invitan a que el ambiente en el España-Suecia de este lunes sea, cuanto menos, festivo.

Primero, porque la Junta de Andalucía pone todo de su parte. A pesar de ser una de las Comunidades con mayor incidencia acumulada, y que la provincia de Sevilla no haya conseguido remitir los contagios (tres días consecutivos con más de 400 casos), las críticas por acoger un evento de tal calibre han quedado en saco roto. La Junta entiende de la importancia de reactivar el turismo y calculan un retorno espectacular gracias a la celebración de la Eurocopa, con un impacto económico de más de 200 millones de euros.

Ayuda la pasión y el colorido del primer rival de España en el torneo, una Suecia que cuenta con muchos aficionados en las provincias vecinas y en el Algarve portugués. Hasta 20.000 estaban dispuestos a viajar a Bilbao, la sede inicial prevista en 2020, y finalmente serán 3.000 en Sevilla. Desde hace unos días, el característico color amarillo recorre la zona Monumental y la Alameda de Hércules, la mayoría dispersos (se recomienda evitar las aglomeraciones) pero todos con ganas de pasarlo bien, llenando las terrazas y disfrutando del día previo a la gran cita. Lo más importante de todo: que no falte la cerveza.

La afición española no se queda corta. A la llegada de la Selección este domingo al mediodía, alrededor de 40 hinchas esperaban para vitorear a los jugadores mientras salían del autobús y entraban alfombra verde mediante en el Eurostars Torre Sevilla, ubicado en Isla Mágica, al otro lado del río. Gerard Moreno fue el único futbolista que se paró para firmar camisetas y autógrafos, e incluso dedicó un saludo a Eurosport.

Lo mejor es que hasta el clima acompaña. Las temperaturas suelen ser mucho más altas en la ciudad a mediados de junio, y aunque superan los 30 grados durante la mayor parte del día, el calor no es sofocante y corre brisa. Al caer el sol, se está de fábula. Hasta la selección sueca, poco acostumbrada a las altas temperaturas, se atrevió a entrenar a las 14:30 horas en el césped de La Cartuja. “No hace mucho calor, es verdad. Cuando se lo he dicho a la tele sueca se ha reído la periodista y no se lo creía pero podía hacer mucho más calor”, señaló Luis Enrique con una sonrisa en rueda de prensa.

Los cuatro partidos que albergará Sevilla en la Eurocopa contarán con 16.000 espectadores. En tiempos difíciles para reactivar la economía, golpeada por el covid-19, haberse convertido en sede de un torneo de tal envergadura de la noche a la mañana ha sido como “un milagro”, en palabras del secretario de deportes de la Junta, José María Arrabal. Pero han luchado por ese ‘milagro’ hasta el final. Incluso lograron frenar la decisión de la UEFA de obligar a los aficionados a presentar una prueba PCR de al menos 72 horas antes o un test de antígenos. Para acudir al estadio solo habrá que llevar mascarilla, una mochila pequeña y la aplicación ‘Radar covid’ instalada en el móvil.

Sevillla ya contaba con el beneplácito de Luis Rubiales, que tiene en La Cartuja su estadio predilecto. Allí se ha jugado la última final de Supercopa, se jugará la final de Copa del Rey hasta 2023 y España ha disputado dos partidos allí en los últimos tiempos, en el famoso 6-0 ante Alemania y en la fase de clasificación al Mundial frente a Kosovo el pasado mes de marzo. Y en cuanto el País Vasco dio el ‘NO’ a la pregunta sobre si Bilbao estaría preparada para recibir 16.000 aficionados por partido, en la RFEF no se lo pensaron dos veces.

El buen tiempo, la característica alegría andaluza y la festividad de un evento que se espera desde hace más de un año y que se celebra parcialmente en nuestro país por primera vez desde 1964 (aquella Eurocopa se disputó en Barcelona y Madrid) hacen de Sevilla una ciudad ideal para albergar un torneo de este calibre. Que siga la fiesta.