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La gestión de los descolgados

Marti Perarnau

Publicado 28/05/2015 a las 17:16 GMT+2

Dejar a dos jugadores libres, uno en una banda y el otro en la opuesta. Esto es lo que acostumbran a hacer aquellos equipos que bien por potencial, bien por estrategia, eligen o son obligados a encerrarse en su área frente a un rival teóricamente superior o que se organiza a partir de la propiedad del balón.

Eurosport

Fuente de la imagen: Eurosport

Básicamente, si tuviéramos que establecer dos categorías de equipos diríamos que hay los que se organizan a partir del balón y los que se organizan a partir de los espacios. (No es una división científica, sino ad hoc para este artículo). Cada equipo elige la vía que le parece más interesante y eficaz para alcanzar ese objetivo común que es ganar.
Con no hay excesiva discusión: quiere ganar los partidos a partir de tener la propiedad del balón. Mientras dirigió el Barça hubo quien, para criticarlo, mencionaba el porcentaje de posesión como único parámetro válido para medir su éxito. En la propia crítica radicaba el ridículo: para Guardiola, la posesión nunca fue un objetivo, sino únicamente un instrumento para desarrollar una manera de jugar y alcanzar lo único que le interesa: vencer. Guardiola, ya lo descubrirán en Alemania, es un resultadista puro, lo más alejado posible de la imagen de “filósofo” que bastante gente ha querido construir a su alrededor. Quiere vencer y para ello considera que hay unos caminos más eficaces que otros.
Controlar el balón, quedárselo en propiedad y moverlo con velocidad. Esos son sus instrumentos. Pero controlar el balón tiene una contrapartida muy evidente: no controlas los espacios a la espalda de tus defensas. Y eso es lo que saben hacer otros muchos equipos, grandes, medianos o pequeños. Jugar a partir de los espacios del rival y gestionar a los denominados “descolgados”. Normalmente son dos. Uno espera en una banda del campo, a la espera de que un compañero arrebate el balón al equipo que domina. Si esto sucede, dicho compañero buscará de inmediato al jugador situado en la parte exterior del campo. Allí no está el peligro. El peligro nace de las botas de este jugador, cuando haga llegar el balón, normalmente con un pase largo, al otro “descolgado”, que se habrá situado en la banda opuesta. Pocos equipos dominaron tanto esta acción como el de José Mourinho.
En ocasiones, para criticarlo también, se decía del Madrid que era un equipo “partido” porque defendía con 6 o 7 jugadores y dejaba dos o tres “descolgados”. Pero es que precisamente esa era la estrategia que buscaba Mourinho: situar en un costado a Özil y en el opuesto a Cristiano Ronaldo. Porque bastaba aprovechar una pérdida de balón del equipo dominante para hacérselo llegar rápido a Özil, jugador prodigioso, que de inmediato sabía encontrar la forma de enviarlo a Ronaldo. Además, son jugadores rápidos que no solo hacían este par de movimientos sino que se dirigían veloces al área contraria, siempre acompañados por Benzema y Di María. El resultado acostumbraba a ser magnífico para el Madrid porque a menudo se trataba de un 3 contra 3 ante la defensa rival.
¿Cómo se defiende semejante acción? Difícil. Básicamente con cuatro acciones: la primera, la más obvia, trata de no perder el balón en zonas del campo que permitan al rival iniciar esta maniobra; la segunda, quizás la más importante, pretende que los compañeros del jugador que pierde el balón estén muy cerca del punto de pérdida. Para ello, es fundamental que el equipo dominante se mueva de forma agrupada y conjunta. Si lo hace muy vertical y separados los jugadores entre sí, es imposible que estén cerca unos de otros. La tercera es la presión sobre el primer receptor, lo que era Özil en el Madrid. No es fácil presionarlo si el defensa al que le corresponde está incorporado al ataque. Y la cuarta es la anticipación agresiva del defensa central que vigila al último de los “descolgados”. Maniobra de mucho riesgo porque si no acierta, el delantero rival tiene vía libre hacia el portero.
Ahora mismo, todavía en el inicio de la temporada, el Bayern de Guardiola está progresando en sus movimientos de control del balón y necesita perfeccionar la gestión de los “descolgados”. No es casualidad que en una reciente entrevista, Thomas Müller repitiera hasta tres veces que todo el entrenamiento del equipo está enfocado en las tareas defensivas.
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