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LIGA | Griezmann vs Luis Suárez: ¿Quién traicionará a quién?

Antonio Sanz

Actualizado 05/05/2021 a las 11:33 GMT+2

El francés se atrevió a dejar el Atleti para ser cola de león cuando era cabeza de ratón. ¿O sí? El uruguayo se sintió frustrado al conocer que ni Messi era capaz de frenar su despido. ¿O no? El sábado, con la Liga en juego, se ven otra vez las caras con camisetas extrañas y con, siempre, Uruguay como juez.

Luis Suárez (Barcelona) y Antoine Griezmann (Atlético)

Fuente de la imagen: Getty Images

Griezmann se hizo actor para escenificar su salida, que luego no fue tal. Lo manejaba todo para marcharse. Hasta los más cercanos trataron de hacerle entender que el movimiento era erróneo. Pero tampoco ninguno apostó por frenar en seco su deseo. Ni siquiera su hermana/asesora/agente, que ya buscaba piso en Barcelona, amordazó el sentimiento. Además, Antoine contaba con el beneplácito del ídolo mundial. Cuando todo parecía un hecho, una frase de su esposa en aquel atrevido documental aportó luz para retenerlo: “allí (en Barcelona) serás uno más”. Lo que ya Erika no pudo detener fue lo que sucedió un año después. El Barça se comió el sapo y el galo se convirtió en príncipe. Nunca será rey… al menos mientras el reino sea de color albiceleste.
Suárez pensaba que con la protección de Messi nunca saldría del Barça. Sin embargo, se encontró con Koeman, que fue quien se comió el sapo y permitió a Bartomeu tirar de la caja reina con tela de araña. Daba igual. Luis se sentía parte de la corte y llegó a coincidir un curso con el francés. Era la crónica anticipada de su adiós del Barça. El charrúa no supo leer por anticipado que el fichaje de Griezmann buscaba la transición que lo escupiría de la entidad culé. Cuando el uruguayo escribía mensajes telefónicos de texto engatusando al entonces rojiblanco para firmar por el FC Barcelona, solo cavaba la fosa de su propio entierro. El tiempo terminó por decidir y la llegada de uno provocó la marcha del otro. Aunque las dos partes lo vivieron con un año de retraso.
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Antoine Griezmann et Luis Suarez face à Eibar

Fuente de la imagen: Getty Images

Griezmann aterrizó en Madrid con las dudas de Simeone. El empeño del club quedó por encima de quien pensaba que no era un jugador capaz de adaptarse al sistema de esfuerzo y trabajo que desempeña el equipo. Los primeros tiempos del galo se convirtieron en calvario. Arrinconado en banda, lejos del área, exprimido en defensa, la mejora del ‘franchute’ aplastó al cuerpo técnico y el crecimiento diario apremió a quien terminó por sacarle el máximo provecho. Si el técnico no creyó desde el principio, la metamorfosis activa del jugador provocó que el chico se convirtiera en una figura mundial con el apoyo del mismo entrenador que arrancó la convivencia con el freno de mano echado.
Suárez se convirtió en la firme apuesta de Zubizarreta para firmar a un delantero centro. Poco importaba el estigma agresivo que había demostrado con el Liverpool y con Uruguay, mordiendo públicamente a dos contrarios. El ariete parecía desterrado de la elite, pero el dirigente vasco del Barça apostó sin fisuras, pese al fuerte desembolso que requerían como pago los del norte de Inglaterra. Luis, en contra de lo que se ha escrito, no llegó a los ‘reds’ para reemplazar a Torres, el ídolo aquel momento. La apuesta de la dirigencia norteamericana, propietaria del club, fue la de contactar con la agencia de representación del madrileño para intermediar con el Ajax y contratar al goleador sudamericano para formar una pareja letal. Era la última bala que empleó la entidad para enmascarar la ya decidida venta de Fernando al Chelsea.
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Luis Suarez con la maglia del Liverpool

Fuente de la imagen: Getty Images

Griezmann ha recuperado el buen sabor del gol como culé. El vacío de Messi y Luis en el primer curso, por el no desembarco en 2018, lo arrinconó en una posterior extraña transición. Se confirmaba lo que bien le había aventurado su dama: “serás uno más en esa partida”. Y así pasó porque el recorrido del galo resaltaba más cuando acudía a jugar con Francia que cuando lo hacía vestido de jugador blaugrana. Poco a poco se ha ido ganando el respeto de todos y la salida de Suárez ha experimentado oxígeno y glamor en la delantera de Koeman. Moneda de cambio para el experimento que desee realizar Laporta, el ‘principito’ aumenta espacio y tiempo en el Barça. Sólo falta que marque ante el Atleti y amplíe así la gestión de éxito que aportará ganar esta Liga.
Suárez llegó al Atleti por el capricho genuino del propietario. Quiso copiar un movimiento perfecto: el de David Villa, que en un año ayudó a levantar al club el título liguero y acercó a pelear por la ansiada Copa de Europa. Años después, Suárez se puso a tiro y se decidió repetir la acción: la Liga se vuelve a jugar en el Camp Nou. Esta vez, Uruguay continuará al frente de la paradoja. Godín, el del gol del último trofeo, tuteló a Griezmann, pese a que fue Carlos Bueno en San Sebastián quien encandiló al francés con los productos uruguayos. Ahora Suárez se mide a su pasado y a su futuro en otra batalla contra sí mismo. La cuestión es quién traicionará a quién. La cuestión es quién ganará esta Liga de aroma uruguayo. ¿Cómo aquella?
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