Madrid y Barça o la ingeniería del regalo

Que, estos, los adulares, son legión. Pero lo que tapan, y también son legión los que así lo entienden, es la chapuza de regalar (tal cual) futbolistas de prestigio. En especial los dos primeros, los buques insignia del océano local de información.

Es así como sin casi reparar en ello resulta que los mejores movimientos del Madrid han sido los de sacarse de encima a dos futbolistas de talla internacional como James (Everton) y Bale (Tottenham), aunque inadaptados al método Zidane. Incluso no sólo por cero euros (su valor de mercado hace un año era de casi 200 millones) sino hasta pagando una parte del sueldo del galés, que el golf, ya se sabe, no es deporte de distrito confinado. El objetivo: aligerar masa salarial en este despilfarro permanente que es el fútbol de alta competición, tocado actualmente en su opulencia por los recortes de la pandemia.

Y el Barça, o lo que queda de él en el sólido proceso de autodestrucción liderado por ese gurú apellidado Bartomeu, sigue reforzando rivales directos con los regalos (al loro, que no estamos tan mal) de Rakitic al Sevilla, Arturo Vidal al Inter y Luis Suárez al Atlético. Ni más ni menos. Eso sí, ha vendido pero que muy bien a Semedo (30M por el lateral más ridiculizado de los últimos tiempos) al Wolverhampton de Lisboa, el club sin embargo inglés de Jorge Mendes mientras la UEFA vuelve a ponerse de perfil con sus tejemanejes.

Y luego está el Atleti, siempre distinto, siempre peculiar, que es el que ‘reficha’ a Carrasco por 27 millones y cede a la Juventus (en Italia se asegura que por solo cinco millones) a un delantero top como Morata filtrando que es el propio jugador el que se quiere marchar. Y que encajar a Luis Suárez en el esquema del Cholo Simeone es el golpe de efecto del cierre del mercado, el enésimo éxito de la SAD de compra venta de jugadores que desde los años 90 es el Club Atlético de Madrid de la estirpe Gil. Mientras, el Atleti sigue sin poder colocar a Diego Costa ni regalado, que lo mismo sucede con Lemar y hasta con Thomas, por lo que nunca llegan los millones de la Premier.

Pero todos ganan con los regalos. Las nuevas ONG. Será eso.