ATLÉTICO DE MADRID | Los miércoles de Antonio Sanz: El resurgir de Correa o 50 millones de nada

Varios factores han aupado el rendimiento del atacante sudamericano. La primera, la perseverancia, la misma que le ayudó a superar la grave afección cardiaca que padeció y que pudo apartarle del fútbol…y de la vida. La segunda, la experiencia, la misma que le ha llevado a acumular ocho temporadas de rojiblanco pese a sus 26 años. Y la tercera, la posición en el campo, la misma en la que empezó en San Lorenzo de Almagro y que le sirvió para destacar y enamorar a los técnicos del Atleti que decidieron apostar por este menudo delantero rosarino. Participar de atacante, en este tramo del campeonato, le ha devuelto a un romance con el gol.

Ángel Correa se ha ganado ya un hueco en la historia del Atlético de Madrid. Suyo fue el último tanto marcado y celebrado en el desaparecido estadio Vicente Calderón. En el Manzanares vivió de todo. Siempre callado, nunca alzó la voz por su situación, ni siquiera deslizó un mal gesto por jugar en una demarcación que no es la suya, cercano al costado actuando bien de volante o bien de extremo. El perfil bajo lo acompaña con esa bondad extrema que prima en su personalidad y que se transforma en picaresca cuando se viste de futbolista. Quizá el balón haya modificado su carácter y sea un rebelde con causa. El balón lo alivió de una vida de penuria marcada por una familia numerosa y por un barrio humilde y conflictivo en el Rosario natal.

Más allá del crudo episodio médico que le tocó vivir, Correa no lo ha tenido fácil en el Atleti. La enfermedad le detuvo un año, pero por decisión expresa de la propiedad rojiblanca se decidió no dejar tirado al jugador y el club corrió con todos los gastos de la operación, que por su complejidad, se tuvo que realizar en Estados Unidos. En aquel momento, nadie conocía si podría volver a jugar al fútbol porque estaba en juego algo mucho más valioso: su propia vida. Con 18 años, Angelito apretó los dientes para aprovechar esa segunda oportunidad por su deseo de triunfar y por su eterno agradecimiento a una institución que no quiso quitarse de en medio ante la grave situación que inesperadamente se presentó.

Sin embargo, la falta de continuidad y cargarse con el cartel de revulsivo para ser moneda de cambio en los segundos tiempos, condujo al Atleti a una decisión deportiva que significaba prescindir del jugador. Simeone buscaba otro delantero con que complementar a Diego Costa y a Morata y optó por sacrificar a Correa, que también ayudaba al club por el ingreso a percibir. El Atleti tasó al argentino en 50 millones de euros y los italianos del AC Milan, con nuevo propietario desde 2017, decidieron no invertir tanta cantidad. Mientras, la dirección deportiva trabajaba en el atacante que había solicitado el Cholo. El elegido era Rodrigo Moreno. El internacional español llegó a pasar el reconocimiento médico en Madrid y a despedirse de sus compañeros de vestuario del Valencia CF. Al final, el hoy jugador del Leeds United terminó frustrado y Correa tampoco se enojó esta vez cuando la operación quedó en el olvido. Volvió a apretar los dientes y siguió trabajando pese a saberse fuera de la entidad. No era la primera vez, una cesión a la Real Sociedad ha sobrevolado en alguna que otra pretemporada.

Simeone ha vuelto a manifestar en público que necesita otro punta para completar la nómina de goleadores. No es sencillo encontrar un profesional de primer nivel que admita que va a jugar los tiempos que renuncie Luis Suárez. El uruguayo es indiscutible titular porque se lo ha ganado con goles y rendimiento, pero ya aburrió a Costa y después a Dembelé. Por tanto, la elección de ese segundo ‘9’ debe recoger a un ariete paciente y con hambre, que no se desilusione en el banquillo y admita su rol antes de llegar. Vamos lo que ha venido haciendo Correa, quien tendrá más competencia, si bien, la recuperación de Joao Félix será el principal adversario para poder mantenerse en el once inicial. La irrupción del portugués y lo que se pagó por su traspaso resultó otra losa para la carrera del delantero argentino, que una vez más tuvo que trasladarse a la banda o bien actuar de revulsivo para poder rascar minutos al entrenador. Esa versatilidad le da tiempo en el campo, pero lo termina alejando del gol.

Con 26 años y con contrato hasta el verano de 2024, el resurgir de Correa le ha abierto las puertas de la titularidad. La confianza que demuestra sobre el terreno de juego es responsabilidad propia. Si sigue pisando el área, Simeone tendrá un problema porque las opciones de juego de Joao Félix se verán disminuidas porque el otro lugar del ataque tiene dueño en la figura de Suárez. Desde luego, esta puesta en escena del argentino, ligada al gol, lo ha acercado más a una afición que comienza a creer en un tipo humilde, que trabaja en voz baja y que terminará por llevarse a su terreno a aquellos que todavía dudan de su figura. ¡Qué suerte para el Atleti que el AC Milan no llegara a pagar 50 millones de nada!