Atlético de Madrid, Simeone | Los miércoles de Antonio Sanz: Simeone no se encuentra

¿Qué le pasa a Simeone? Se cuestiona la masa social rojiblanca. Si los protagonistas son los mismos que durante el campeonato pasado, añadiendo tres refuerzos de campanillas en la plantilla por valor de cien millones de euros, ¿qué ha sucedido en el vestuario para que el Atleti navegue sin rumbo en LaLiga, se colara in extremis en la Champions y haya sido eliminado de la Copa del Rey y de la Supercopa por entidades que van por detrás en la clasificación del campeonato doméstico? ¿Qué le ocurre al pasillo de seguridad del equipo? ¿Por qué Oblak, Savic, Koke y Suárez no responden a los estímulos de la regularidad? ¿Dónde está el Llorente que alucinó al fútbol español? ¿Por qué Griezmann encadena una lesión tras otra? ¿Qué queda del Felipe que cautivó a la afición? ¿Cuándo volveremos a ver al Giménez que hizo olvidar al ‘caudillo’ Godín? ¿De verdad Joao Félix no ofrece más porque el sistema de juego es tan defensivo como argumenta Xavi? ¿Qué ha sucedido con Lemar y De Paul, por qué se han apagado?

Normalmente, cuando un equipo suma siete puntos de veinticuatro posibles en los últimos dos meses y medio, el entrenador estaría más que cuestionado. Claramente, Simeone, después de diez años al frente, se ha ganado suficiente crédito como para evitar que su trabajo sea discutido. Pero la opinión pública, alimentada por la periodística, ha sufrido una variante. El Cholo ya no es tan intocable por algunos que comandaban su endiosada figura, y ya hasta lo califican de culpable de lo que ocurre. Lamentablemente para el técnico ya no trabaja en su equipo quien tan bien manejaba los entresijos de las mini crisis. Transitaron por varias (la eliminación en el grupo del Qarabag en la Champions, el amago de espantada tras perder la final de Milán, el desarrollo liguero previo a la suspensión de la Liga por la pandemia, el escaso fútbol ofensivo que emplea el equipo…), pero con el hacer del exjefe de Prensa personal algunos atléticos ni se enteraron. Ahora, una potente empresa de comunicación le ha reemplazado y por lo visto los resultados no son tan completos. Tampoco se entiende mucho que la semana del FC Barcelona, el entrenador comprima una rueda de entrevistas para promocionar el documental. Al menos, nunca antes había sucedido.

Volviendo al fútbol, sólo Correa y Carrasco están rindiendo al nivel esperado, según el consenso general. Quizá podríamos incluir en esta dupla a Cunha, que pese a su reciente llegada no está desentonando cada vez que le dan la oportunidad. Sin embargo, el baile de alineaciones al que somete el técnico al grupo provoca que, por ejemplo en el Camp Nou, dos de los tres citados comenzaran el partido desde el banquillo. Tampoco las variantes tácticas le han servido de solución y el descrédito que provoca entre sus jugadores va en aumento. Siguiendo con el último partido frente al Barça, el vaivén de sistemas se trasladó de arrancar con tres atacantes a la defensa de cinco para concluir el partido con el clásico 1-4-4-2. No es la primera vez que Simeone busca soluciones sobre la marcha modificando lo que ha explicado en la pizarra y se ha trabajado durante la semana. El técnico se defiende explicando que todos los modelos están más que entrenados, pero los jugadores no terminan de sorprenderse con tanta variante especialmente los más veteranos, conocedores de los pensamientos más primitivos del Cholo y de su negativa a cambiar las cosas.

Queda claro que Simeone no se encuentra. Tampoco le ayuda el pobre rendimiento de los jugadores pero lo que ahora no debe ser es que cuando se ganaba lo hacía el entrenador y cuando se pierde es culpabilidad de los jugadores. El Atleti ha perdido algún fundamental de su identidad cholista: la defensa, y no se habla expresamente de los que actúan más cerca de Oblak. Esa marca registrada de morder más que el rival se ha perdido, de no dar un balón por perdido, de meterle una marcha más, de saber que con 1-0 ó 0-1 se acaba el partido. Algunos hablan de que no cala ya el discurso, otros que la plantilla paga los excesos del éxito pasado. La realidad es en los tres meses y medio que restan de competición queda salvar al menos el cuarto puesto liguero y dignificar el escudo en la Liga de Campeones. Mientras tanto, ya han aparecido los primeros nombres para el día uno post-cholismo: Ernesto Valverde y el Muñeco Gallardo. Que nadie entierre ya al Cholo que, como los pianistas en el Western, siempre tienen una vida más.