Los martes de Elías Israel: Lopetegui y la próxima curva

No esperen ningún mensaje tribunero, porque cuando dice que cada victoria en esta Liga es una conquista sabe bien de lo que habla, de las numerosas vicisitudes a las que ha tenido que enfrentarse en forma de planificación de la plantilla primero y de lesiones después.

Seguro que Julen está decepcionado con la dase de grupos de la Champions de su equipo y satisfecho por los puntos sumados en la Liga, que le acercan al objetivo principal, que no único, de quedar entre los cuatro primeros. La Liga es una utopía, pero lo que agranda el nivel de un club es estar, año tras año, en la máxima competición continental. Al Sevilla se le puede ver con los ojos ilusionados del aficionado que siempre sueña en grande, que agiganta el valor y las metas de su equipo o desde la mirada del profesional, que sabe lo que se va a encontrar en la próxima curva. Al entrenador hay que exigirle, por supuesto, pero también cuidarle con hechos, más que con palabras.

Su portero y su goleador titulares, Bono y En Nesyri, se van ya a la Copa de África, igual que Munir; las lesiones de Jesús Navas, Suso y Lamela son de largo alcance. Esto significa que de los seis delanteros solo se quedan Rafa Mir y Papu. El mercado está abierto, pero Monchi, que se sepa, todavía no ha rematado ninguna operación. Mientras la Real Sociedad ya ha movido ficha con Rafinha o el Barça con Dani Alves y Ferrán Torres, el Sevilla, como club, necesita reforzarse cuanto antes si quiere seguir siendo competitivo en Liga, Copa y Europa League.

Incorporar y recuperar jugadores es la única manera de seguir siendo un equipo solvente y, si se llega a las tres últimas jornadas, con opciones de soñar, será el momento de creer que algo más es posible. Julen sabe que los éxitos se fabrican sumando puntos y pasando rondas. No está para recrearse en los fuegos artificiales, cuando hay trampas en cada curva.