Mario, un gol para reconciliarse con el Atlético

Probablemente Mario Suárez siente los colores del Atlético de Madrid como el que más. Salido de la cantera rojiblanca, tras su peregrinación por varios equipos españoles (Celta y Mallorca), volvió al club de sus amores para consagrarse como futbolista.

Varios títulos, la llamada de la Selección y un fijo en el centro del campo, ha visto cómo sus días de gloria tornaban en malos tiempos. Sin la importancia de antaño en el equipo, criticado en varios partidos por sus propios aficionados y en una difícil semana donde los rumores de su salida en invierno se hicieron grandes, necesitaba un partido como el del Espanyol para ganarse el perdón.

La lesión de Tiago, quien le ha ganado la partida en su pelea por acompañar a Gabi en el mediocentro, le permitió entrar al terreno de juego donde probablemente completó sus mejores minutos de la temporada. Sin complicarse en la salida de balón, rápido y correcto en las coberturas, incluso permitiéndose algún lujo como un taconazo por el que fue ovacionado, ayudó al Atlético a zanjar un partido que con la victoria por la mínima podía peligrar.

Un gol suyo en el minuto 71 tras empujar un balón al fondo de las mallas un cabezazo de Gímenez, debutante esta temporada en Liga, permitió respirar al conjunto de Simeone y atar tres puntos que le permiten engancharse de nuevo a la cabeza de la Liga. Mario se reconcilia con la grada y Simeone recupera a uno de sus hombres importantes.