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Los jueves de Luis Villarejo: El escudo de Ancelotti

Luis Villarejo

Publicado 19/01/2022 a las 20:09 GMT+1

La charla de Ancelotti a sus jugadores pidiendo un minuto de silencio por el alma de Paco Gento en el vestuario es para enmarcar. Su regreso es una de las decisiones más acertadas del Real Madrid en la época de Florentino Pérez.

Carlo Ancelotti y la plantilla del Real Madrid guardan un minuto de silencio en memoria de Paco Gento

Fuente de la imagen: EFE

Ancelotti es vivo, listo, empático, feliz. Es italiano, pero siente el club como si hubiera jugado desde el benjamines en el antiguo torneo social del Real Madrid. Su libreto es puro. El es un producto élite del gran AC Milán y traslada ese gen ganador y sencillo de ese gran Milán a un club que maneja desde el púlpito de la sala de prensa con maestría.
Este martes envió dos mensajes. Uno, certificar y poner en valor el papel de Paco Gento como leyenda del fútbol mundial. Y dos, explicar con una naturalidad pasmosa por qué no juega Hazard. Contarlo por activa y pasiva ante el bombardeo de preguntas de la prensa.
Ancelotti tiró de liderazgo esta semana. Explicó a los más jóvenes como Vinícius quién era Gento, un señor sobrio y austero que ganó seis Copas de Europa y que nunca buscó fama ni protagonismo social.
A Gento se le podía ver a menudo paseando en su barrio, al lado del hotel Eurobuliding, cercano al estadio Bernabéu. Con semblante de jubilado y no de estrella del rock. Antes, los jugadores de esa época vivían en ese entorno. Di Stéfano era de esa zona noble pero que ellos llamaban su barrio.
Con la tarjeta de visita poniendo de apoyo ‘ganador de seis Copas de Europa’, Gento seduce a cualquier pope del fútbol. Pero es que a Ancelotti se le nota esa admiración de futbolista tradicional, de esos que, como Gento, conducían un Mercedes blanco por el Paseo de la Castellana. Los grandes futbolistas y los grandes toreros siempre iban con ese modelo de coche. Ver el homenaje de Ancelotti a Paco Gento en Valdebebas es un gesto inolvidable. Parecía que habían jugado juntos. Un acierto del club mostrando el vídeo y otro más su presencia al lado de su mujer en la capilla ardiente.
Ancelotti sabe de qué va este oficio. Es difícil enfadarle. Hay ahora mucho experto asesor en el fútbol y en la vida que da unas charlas eruditas, que presentan sudokus complejos para que preparen sus respuestas. Cuando lo importante es la inteligencia emocional, que viene de serie. Y por supuesto, buena gente al lado.
Ancelotti tiene pinta de entenderlo todo a la primera. Con dos pinceladas de contenidos, capta la idea porque maneja el tempo, la atmósfera del auditorio.
Admite cinco preguntas consecutivas sobre el mismo tema. ¿Por qué no juega Hazard?. Porque hay competencia. Muy fácil. No se molesta porque le busquen otro ángulo del mismo tema. Con sencillez, contesta y da las gracias. Otro, en su lugar, ya habría montado algún barullo mediático.
Dentro del campo, su módulo funciona. Ha hecho que los mismos jugadores del año pasado, incluido Vinicius, pongan al equipo en una situación de privilegio. Ha creado un equipo de trabajo que sabe celebrar los triunfos. Los éxitos en la vida siempre necesitan un brindis.
El otro 50 por ciento, lo borda. Viste siempre camisa blanca bien planchada debajo de su traje azul y no se ve pero seguro que en su lado izquierdo, en vez de verse un logo textil de marca de moda, seguro que hay un escudo del Real Madrid.
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