Los martes de Elías Israel: Refichar a Alves, renovar a Modric

El Barça no tiene ningún lateral derecho, se ha tenido que reinventar con centrocampistas como Sergi Roberto, carrileros como Sergiño Dest o centrales como Óscar Mingueza, pero la realidad es tozuda.

Fichando a Dani Alves en un Barça de entreguerras alcanzas varios objetivos de una tacada: dotas de un referente a los jugadores más jóvenes, contratas un líder optimista para tu vestuario que huya del “esto es lo que hay” de Koeman y, sobre todo, encuentras a un competidor empedernido, que odia perder y que, si le acompaña el físico, seguro que suma. Las dudas sobre su inactividad son tan razonables como su anhelo de querer defender los colores de la canarinha en el próximo Mundial de Catar. En ese sentido, la profesionalidad de Dani Alves está fuera de toda duda.

Dentro de las ínfimas posibilidades que ofrece el mercado al ´fair play financiero´ del equipo azulgrana, la apuesta se atisba coherente. El Barça del futuro no se construirá en torno a la nostalgia, pero conviene rodearse de energía positiva a la hora de afrontar cualquier proyecto nuevo y el de Xavi entrenador, aunque pueda parecer lo contrario, lo es.

Luka Modric cumplirá el próximo mes de septiembre 37 años. El diario Marca adelantó el deseo del Real Madrid de renovar el contrato del excelente centrocampista croata hasta 2023. Otro caso palmario de que el DNI importa muy poco, cuando lo que un jugador, con tantísimo carisma, categoría y experiencia, es capaz de dotar a una plantilla. Más allá de estár más cerca de los 40 que de los 30 no hay paralelismo entre los casos de Alves y Modric.

El croata, que acaba de liderar a su Selección en su pase hacia el Mundial de Qatar, sigue siendo un futbolista diferencial, un termómetro habitual del estado de forma del Real Madrid y de su selección. Luka es un referente de actuación ejemplar en su manera de sentir, vivir y transmitir el madridismo. Las mismas líneas de pase que es capaz de visualizar con sus compañeros se convierten en hilos invisibles que le conectan de una manera muy especial con el madridismo. Modric es una manera de sentir, de comportarse, de trascender que le va como anillo al dedo al historial del club blanco.

Seguro que Valverde y Camavinga irán cogiendo más protagonismo con el paso de los meses, pero la certeza con Modric es que se adaptará como nadie a entender su rol en cada momento. No habrá malos rollos, ni malas caras. Solo un extraordinario rendimiento que justifica una renovación tan merecida como necesaria.