Los viernes de Iván Castelló: El fútbol sin Lionel Messi parece estar ya aquí

PorIván Castelló

Actualizado 11/03/2022 a las 09:20 GMT+1

Parecía primero una entelequia. Después, con algún síntoma esporádico, todas sus acciones iban, en cambio, desmintiendo un supuesto ocaso que los agoreros deseaban con la bufanda al viento. Pero, llegados a este punto, ahora sí parece razonable pensar que su ocaso ya está aquí, el crespúsculo de un dios mayor como Lionel Messi.

Lionel Messi flog mit PSG aus der Champions League

Fuente de la imagen: Getty Images

No, Messi, no se puede acabar, ese fútbol es eterno, pero, ahora, en el Paris Saint-Germain de dos velocidades (la local siempre se queda escasa y la internacional también, pues, por unas cosas o por otras, se queda corta) el argentino sí parece haberse agotado. La fábrica de excelencias se ha humanizado.

El pozo que parecía sin fondo se ha secado. No sólo por su doble duelo decepcionante ante el Real Madrid en Champions. Messi, cada vez más (e incluso contra rivales muy menores en ese campeonato ni escocés que es el francés, la Ligue 1, pues eso, Liga de uno), da la impresión de pasearse por los campos más que volver a ser el que los arrasaba. La hierba el caso es que vuelve a crecer. Ya no hay horda.

Ley de vida, ley también del deporte profesional por mucho que la preparación física, la gran revolución fuera de foco del fútbol moderno, permita que pasada la treintena se pueda vivir en plenitud competitiva como nunca se vivió en el balompié. Ejemplos hay muchos de longevidad digamos premium o tipo ‘Cocoon’, como en el campeón Atlético con Luis Suárez la temporada pasada, el Madrid con Modric o Benzema o el Barça con Busquets.

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Le queda un Mundial a Messi y ahí está su diván del psicoanálisis, su gran debe, el perenne dolor de no haberlo ganado con su Argentina. Todo puede ser posible con él, eso es cierto. Pero la sensación de que languidece quien todo lo iluminaba está muy extendida, con cierta base incluso. Ya no gana él los partidos.

Y en especial se es duro con él entre la crítica francesa, los que ahora siguen su día a día (esos partidos contra el Lens o el Lorient) y que lo han convertido en objetivo claro de los tiros de la frustración que les produce el PSG. Destaca en ese señalamiento el diario ‘L’Equipe’, medio que hace tiempo dejó de ser la biblia del deporte europeo en una caída de credibilidad que también afecta al resto por doquier.

Messi, que lo ha sido todo, ya parece uno más. Ni las faltas las dirige todas a portería. Se van un metro fuera. Tampoco puede hacer recuento de palos y largueros, su otra especialidad en el frenesí rematador que le ha caracterizado. Messi, cada vez más lejos de portería al perder explosividad, está de capa caída. Llora con él el fútbol que, aun así, cruza los dedos por una pronta resurrección. Si alguien puede, es él.

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