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Los viernes de Iván Castelló: El partido de los 9 Hombres y Medio

Iván Castelló

Publicado 05/08/2021 a las 19:42 GMT+2

Sírvanse una pinta de Murphy’s, cierren por la página 102 el ‘Retrato de un Artista Adolescente’ de James Joyce, dejen de ver ‘En el nombre del padre’ y no escuchen más U2 que reclamamos su plena atención para rememorar la historia del ‘Partido de los 9 Hombres y Medio’, el duelo que pasará al recuerdo por la bravura irlandesa (que no escocesa) en un lejano 14 de marzo de 1914.

Patrick O'Connell (FCBarcelona.com).

Fuente de la imagen: Eurosport

Es ésta también la historia de Patrick O’Connell, futbolista irlandés (mediocentro defensivo) al que el balompié le debe un mayor reconocimiento por su prolífica etapa tanto como jugador como luego entrenador, faceta con la que llevó, por ejemplo, al Real Betis (conocido allí como Don Patricio) a ganar su única Liga en 1935. O a dirigir a todo un Barça durante el periodo de la Guerra Civil.
Primer irlandés del Manchester United en 1915, O’Connell participó del conocido partido del amaño, o partido de la taberna del perro y la perdiz, donde jugadores del Manchester United y el Liverpool pactaron un 2-0 en Old Trafford. Pero quedó exonerado de culpa. Tras su periplo en los banquillos, y ya retirado, trascendió la conversación mantenida con su hijo Daniel, cuando a la pregunta de cómo era España, él contestó: Es como un partido en el que los dos equipos intentan comprar al árbitro”.
En 1914, y en plena efervescencia del ‘football’ primigenio con torneos de la trascendencia del Campeonato Británico de selecciones, Irlanda y Escocia se midieron un 14 de marzo en Belfast para decidir el campeón de esa edición, previa a la Primera Guerra Mundial. A los irlandeses les basta el empate, pero el encuentro no marcha bien para ellos, con un lesionado grave al principio que es retirado y no sustituido porque no existen los cambios. Escocia parece mejor, ataca y consigue al fin su gol, a los 70 minutos por mediación de Donnachie. Y O’Connell, el capitán irlandés, se fractura el brazo. Como aquella sentencia de la Ley de Murphy, cuando se cree que se va mal, se puede ir peor. Eso le sucedía a Irlanda (Irlanda del Norte a partir de 1950 en el Campeonato Británico).
Pero entonces surge la hombría irlandesa y O’Connell decide jugar hasta el final con el brazo roto e incluso destaca achicando balones gracias a su corpulencia. Su ánimo enfervoriza a la afición de Windsor Park y a sus compañeros, que consiguen el gol y el título con uno menos (bueno, con uno y medio menos, de ahí lo de nueve hombres y medio) a un minuto del final. El milagro se había hecho. Y la leyenda quedaba escrita.
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