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Fútbol

Los viernes de Iván Castelló: Luis Rubiales y Gerard Piqué, la no tan extraña pareja

Iván Castelló

Actualizado 22/04/2022 a las 09:38 GMT+2

Éramos pocos en este mundo cruel y parió la burra, que se decía antes. Éramos pocos y, sobre todo, inocentes en un bosque de lobos cuando, sin aviso alguno, al fútbol se juega con una nueva posición, la del comisionista. Como si del falso 9 se tratara, o un mediapunta flotante, Piqué resulta que juega también de cobrador.

Gerard Piqué y Luis Rubiales

Fuente de la imagen: Getty Images

Eso, y las atribuladas explicaciones sacando incluso pecho del acorralado Luis Rubiales, han llevado al fútbol a la primera plana patria sin un solo gol de por medio. O muchos, mejor dicho, pero desde los despachos de la ignominia. Ya no hay focos, solo lado oscuro.
Ya lo dijo Enrique Cerezo, que se prodiga últimamente menos de lo habitual dejando vacías las cajas de los titulares con sus ‘sobradas’ habituales: “El sentimiento en el fútbol se debe perder, esto es un negocio”. Fue en 2017. Y a esto juega Piqué, a aprovechar su talento para enriquecerse aún más. Sin hacer prisioneros, además, que ya se sacó el famoso Geri de la chistera el documental donde Griezmann se quedó en un rival directo del Barça o la nueva Copa Davis. Todo ello, justo, mientras se agranda cada año la debacle deportiva y económica de un Barcelona que dominó el mundo del balón redondo pero con anterioridad.
Si este es el único objetivo de los que pisan la planta terraza del éxito, seguir acumulando riqueza y tan solo repartir sus beneficios con andanadas durante sus respuestas, pues no tiene nada de bonito. Ni rastro de la frase vital "la mujer del César no sólo debe ser honrada; sino también parecerlo”. Lo moral, lo ético y lo estético, lo que está bien y lo que está mal, el tráfico de influencias, la corrupción, el qué hay de lo mío, el lo mío para mi saco, el yo, yo y nada más que yo, tan propio de otros ámbitos económicos, políticos, sociales y reales (sí, de realeza), pues todo ello junto como un tsunami devastador vuelve al balompié para crear la sensación de que los creyentes en las conspiraciones tenían razón. Y toda la razón. ¿Ves? Ya lo decía yo.
La concepción aquella del fútbol romántico en su máxima expresión se puede resumir en la mítica frase “Odio eterno al fútbol moderno”. Lo más creativo y puro que ha surgido en los últimos años desde las tribunas populares de los estadios. Pues con asuntos tan feos como los de Piqué y la Real Federación Española de Fútbol liderada por Luis Rubiales (que sí, que es de Motril) tan sólo queda alguna certeza tipo Masterchef: ellos se lo guisan y ellos se lo comen.
Y otra más. Arabia Saudí, aunque ellas puedan ir ahora al baño en los estadios, es un país anclado en la Edad Media donde se usan varas de cedro si no se reza a tiempo. Por ser suaves en la descripción. Pero llevamos tanto tiempo mirando siempre a otro lado con tanto jeta de por medio agarrado a los poderes que, en realidad, es culpa de todos. Es por ello que la capacidad de sorpresa debería estar anulada. Sigan, sigan.
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