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Los viernes de Iván Castelló: ¿Mercado o mercadeo?

Iván Castelló

Actualizado 03/09/2021 a las 10:23 GMT+2

Iba a ocurrir. Porque estaba claro que tenía que suceder. Más pronto que tarde. Íbamos mal, muy mal, borrachos como cubas de periodismo volátil y fugaz, y se confirmó en el cierre del mercado: Que se impuso el mercadeo de la información.

Kylian Mbappé lors de la rencontre Troyes - PSG en Ligue 1

Fuente de la imagen: Getty Images

Sí, la separación definitiva de poderes entre los protagonistas, que esos son los clubes, jugadores y agentes, y los medios de comunicación, abanico en el que ya cabe todo bajo su reconfortante frescor. Hasta Radio Taxi pasando por italianos estrellas de Twitter que te colocan dos jugadores en un santiamén lo mismo que “problemas de última hora” los desmovilizan y resulta que no, que no hay operación. Eso sí, todos lo han replicado ya. Incluso barbaridades tipo Mbappé cerrado o 75 millones por Dani Olmo.
Así que todo fue un poco desastre, con el amargo fin de fiesta mbappeniano. Otro ladrillo con exfoliaciones en la casa de la desafección hacia la querida audiencia, la misma que tal y como se expresa en redes sociales prefiere medios confiables y no verbenas, aunque en audiencias sea muchas veces justo al revés. Que aquí hay carbón para todos. Otro desajuste más a la lista de la compra de ese nuevo estilo que engancha, el cómo los medios contamos lo que sucede en el deporte profesional, sobre todo el fútbol, siempre el ‘furgol’ y, principalmente, el Real Madrid, algo así como el equipo de todos porque interesa tanto que le vaya bien como mal, que esto también sucede con asiduidad.
Y ahí, justo ahí, la pleitesía lo lleva mal, con los palmeros apoyando y creando entorno para que todo, en cambio, se volatilice por el peso de la realidad, esa que ahora mismo significa al PSG como el nuevo leviatán no de Hobbes sino del balompié europeo. Ese club estado que quema los billetes como Mayweather y que es capaz de rechazar 200 millones (o 2.000 si es necesario) por Kylian Mbappé, el último capricho de Florentino Pérez. Pero ese monstruo al que ahora se intenta capturar (o mejor aún, extinguir) es el que hemos construido entre todos, un supuesto dique de contención para la Superliga de Madrid y Barça pero que se le está yendo de las manos a la UEFA, el Jesús de Nyon de esta última cena. El dinero nunca fue un buen aliado porque termina manchando la conciencia.
¿Y cómo hemos dado pábulo a la criatura? Pues mirando para otro lado cuando el PSG a quien vacilaba era al otro gigante, al Barça (entonces, cuando quiso llevarse a Verratti y lo que se encontró es sin Neymar, sí hacían más gracia sus trastadas con dinero del Monopoly qatarí que te vi), o permitiendo sin señalar con el dedo el desfase de sueldos que acumula sin sobrepasar el ‘fair play’ financiero (ese que incumplió en 2018 y que el TAS le permitió por defecto de forma, una argucia procesal). Así que esto es lo que hay: PSG para rato.
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