Mundial de fútbol de 1970: El torneo de las televisiones

A lo largo de todo el torneo, la violencia que había desdibujado los dos torneos anteriores brilló por su ausencia. El campeonato transcurrió sin un solo expulsado, con lo que igualó el récord del Mundial de 1950. Por primera vez se permitieron las sustituciones y se adoptó el uso de las tarjetas rojas y amarillas.

Otro dato a tener en cuenta fue que Pelé regresó a la competición pese a que poco antes había asegurado que no volvería a disputar otro Mundial. O'Rei fue uno de los principales artífices para que Brasil conquistase esta competición aunque, por otro lado, no se podría pasar por alto la destacada actuación de jugadores como Clodoaldo, Gerson, Rivelino, Tostao, Jairzinho y Carlos Alberto.

En la final, disputada en el estadio Azteca de la ciudad de México, el combinado canarinho deslumbró y bailó a ritmo de samba una memorable victoria por 4-1 contra Italia. Jairzinho se convirtió en el único futbolista que ha sido capaz de marcar en todos los encuentros de un mismo Campeonato del Mundo. Los transalpinos habían llegado al encuentro de lucha por título tras haber vencido a Alemania Occidental (4-3) en una apasionante semifinal, que pasó a la historia por ser el único choque en el que se han marcado cinco tantos en la prórroga.

En esta cita hubo tres claros triunfadores: los brasileños, victoriosos por tercera vez tras sus éxitos de 1958 y 1962; también Pelé y el fútbol en sí, porque un buen número de partidos y de proezas individuales pasaron a formar parte de la leyenda de este deporte.

Quienes quedaron insatisfechos con el nivel de juego durante el Mundial de 1966 no pudieron quejarse de nada cuatro años más tarde. En México, el buen juego brilló en todo su esplendor. Tres de los encuentros más grandiosos de todos los tiempos se jugaron en tierras aztecas: Inglaterra-Brasil, Inglaterra-Alemania Occidental y una semifinal difícil de olvidar, entre Italia y Alemania Occidental. Por otra parte, nadie podrá olvidar el osado intento de Pelé, que intentó superar desde el centro del campo al guardameta checoslovaco Viktor... Desde entonces, ese tipo de acciones se denominan 'el gol de Pelé' (pese a que el lanzamiento del brasileño no terminó con la pelota en el fondo de las mallas).

En esta novena edición de la Copa del Mundo, el número de naciones participantes volvió a batir un nuevo récord con 75 equipos participantes en la fase de clasificación. Muchas de las habituales en las fases finales no lograron su presencia en la cita mexicana. Entre ellas, se quedaron fuera Portugal, Hungría, Francia, España y Argentina. Israel y Marruecos, sin embargo, hicieron su debut.

Marruecos, que se convirtió en el primer representante de la Confederación Africana de Fútbol (fundada en 1957), fue una de las principales atracciones de la fase de grupos junto con Perú. De hecho, los suramericanos llegaron a cuartos de final y mantuvieron a raya a Brasil durante muchos minutos, para terminar sucumbiendo por 4-2.

El otro gran partido de la ronda de cuartos de final enfrentó a los dos finalistas de la edición anterior: Inglaterra y Alemania Occidental. Con dos goles de desventaja a falta de 20 minutos para el final, los alemanes levantaron de manera milagrosa el choque y acabaron ganando 3-2 en la prórroga. Una contienda mucho más feroz, sin embargo, esperó a los germanos en la semifinal contra Italia, disputada en el recién estrenado estadio Azteca, construido especialmente para el Mundial.

Después de los 90 minutos reglamentarios, el marcador era de 1-1. Lo que siguió en la prórroga forma parte de la historia del fútbol. Ambas escuadras inclinaron la balanza a su favor en distintos momentos, en la que fue una lucha sin cuartel. Franz Beckenbauer permaneció en el campo a pesar de su hombro dislocado, con el brazo en cabestrillo sujeto al cuerpo mediante una venda. Su coraje, sin embargo, no obtendría recompensa, ya que la fortuna terminó sonriendo a los transalpinos (4-3).

En la gran la final, los azzurri no pudieron hacer nada por detener a unos brasileños que, en estado de gracia, ganaron por 4-1. Carlos Alberto, el capitán carioca, subió al podio para recibir el trofeo Jules Rimet, que se quedaría para siempre en manos brasileñas. Pelé, con lágrimas en los ojos, fue paseado a hombros por sus compañeros de equipo. No solo había conseguido su tercera medalla de campeón sino que, además, había disputado su último partido en un Mundial