Mundial de fútbol 1998: Francia corona al 'quinto grande'

Francia acogía el último Mundial del Siglo XX y lo hacía a lo grande, llevándose el torneo ante el júbilo de millones de galos que se rendían a los pies de un tal Zinedine Zidane, que pasaría a la historia del fútbol como el quinto grande tras los Pele, Maradona, Cruyff y Di Stefano. Aquel 12 de julio las más de 75.000 almas que abarrotaban las gradas de Saint-Denis vieron como Francia batía contra pronóstico a Brasil, que se quedó sin samba en el peor momento.

Aquella selección no sobresalía en ninguna de las facetas del juego pero todas ellas las cumplía de manera notable. Era una Francia multirracial y que demostró al mundo entero que la mezcla de culturas era la clave del éxito de un país en auge y por supuesto de un deporte.

Y dentro de esas multirracialidad un emperador como Zinedine Zidane, que comandaba un ejército de veteranos, pero no menos excelentes jugadores, como Barthez, Lizarazu, Blanc, Deschamps o Djorkaeff, que le llevaron a la gloria.

Brasil llegó a la final dando destellos de su fútbol samba en el que sobresalía un maravilloso Ronaldo que había anotado cinco goles antes de la gran cita ante Francia. Pero la noche antes del encuentro el delantero sufrió una crisis epiléptica que le impidió rendir en el partido decisivo. Como reconocería el propio brasileño años después “perdió una Copa pero ganó otra, la de su vida”.

Si hay alguien que haya querido borrar de su mente la cita de Francia ese habrá sido David Beckham. El inglés se autoexpulsó ante Argentina tras dar una patada a Simeone e Inglaterra no pudo pasar de octavos. Fue entonces cuando la prensa inglesa se ensañó con Beckham e incluso en el primer partido de la Premier del año siguiente, el jugador del Manchester fue recibido con 8.000 tarjetas en las que se podía leer “Beckham, traidor de la patria”.

Con la guerra de los Balcanes aún en la mente llegaba Croacia a su primera gran cita con su independencia recién estrenada. Y no pudo hacerlo de mejor manera al lograr acabar tercera, gracias a un grupo de jugadores de gran calidad técnica pero sobre todo humana, entre los que destacaban los Suker, Prosinecki, Boban o Bilic.

Si había alguna selección que ha mantenido su sello de identidad Mundial tras Mundial esa ha sido Holanda. Subcampeona del mundo con la ‘Naranja Mecánica’ en 1974 y 1978, llegaba a la cita francesa con otro elenco de grandísimos futbolistas. Así fue como los Seedorf, Kluivert, Bergkamp y compañía hicieron un gran papel pero se quedaron a las puertas de la final ante Brasil con quien cayeron en los penaltis.

La Roja cerró en Francia algo más que un ciclo. La selección entrenada por Javier Clemente no consiguió pasar a octavos y cayó en una primera fase ante rivales de menor enjundia como Nigeria, Paraguay o Bulgaria pese a contar con jugadores en su mayor auge como Raúl, Hierro o Luis Enrique. España acabó en la posición 17ª, la peor de toda su historia en los Mundiales.

La superstición de Blanc, quien besaba la calva de su compañero Barthez antes de cada partido de Francia y que les dio suerte, tanta como que acabaron campeones. Desde entonces la calva del extravagante meta francés fue la más famosa del mundo y hasta el mismísimo presidente de la República de Francia, Jacques Chirac, plantó sus labios en ella.

Fernando Redondo se quedaba sin disputar el Mundial con Argentina por negarse a cortarse el pelo, tal y como exigía el seleccionador Passarella. Si en la cita anterior de Estados Unidos el Pibe se quedaba sin disputarlo por una presunta negativa a interrumpir sus estudios, esta vez lo era por no querer cortar su larga melena.

Lothar Matthaus colgó las botas con Alemania y con el récord bajo el brazo de ser el futbolista con más Mundiales disputados, cinco, los mismos que el portero mexicano Carbajal.

El Mundial lo ganaba Francia tras imponerse a Brasil en la final por 3-0 (con sendos cabezazos de Zidane y un gol de Petit). Croacia arrebataba la tercera plaza a Holanda en la final de consolación (1-2).

El Pichichi del Mundial era para Davor Suker, el croata que acabó con seis dianas, una más que el holandés Bergkamp, el italiano Vieri y el argentino Batistuta.