Noticia Eurosport: Simeone renovó con una ventana de salida a la selección de Argentina

El Día de San Valentín, el pasado 14 de febrero, el club anunció por sus redes sociales el enamoramiento entre las partes con la ampliación del vínculo del argentino hasta junio de 2022. Aunque no fue oficialmente revelado, las millonarias cifras del acuerdo, de 24 millones anuales para Simeone (por encima incluso de Pep Guardiola en el Manchester City), quedarían en nada con el amistoso acuerdo de dirigir a la selección argentina, la otra aspiración del entrenador junto a la de volver algún día al Inter de Milán.

Ya en su renovación anterior con el Atlético, la de septiembre 2017 y hasta 2020, en su contrato quedó establecido que la llamada de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) la podría atender para irse de forma libre en cualquier momento. En la actual, el acuerdo sería verbal, aunque su entorno presionara hasta el último momento para reflejarlo por escrito. La excepcional simbiosis entre el argentino y Miguel Ángel Gil Marín habría aconsejado no forzar más en una relación de confianza y como agradecimiento a unas cantidades desde luego multimillonarias. Pero la opción sigue ahí, incluso la predisposición de simultanear ambos cargos durante unos meses si el futuro deparara, por ejemplo, un acuerdo con la AFA meses antes de concluir una temporada futbolística.

Argentina, entre tanto, afronta lo que resta de temporada con la ilusionante vuelta de Lionel Messi, la Copa América brasileña de junio en el horizonte y un seleccionador interino, Lionel Scaloni, para el que se espera sustituto al comienzo del ejercicio 2019/2020.

Esa opción Simeone estaría ahí para las dos partes, para una AFA rediviva camino del Mundial de Qatar 2022 tras el fiasco Sampaoli en Rusia y para un técnico con signos de agotamiento natural. Algo que no debería suceder, pero cuyo caldo de cultivo estará en el día a día hasta junio. Pues en el peor de los escenarios para los intereses rojiblancos, con el mantenimiento del desplome que empezó en Turín, siguió en San Mamés y en las diez jornadas ligueras que restan, la situación podría ser bien diferente al “no perder la perspectiva” de Gil Marín en su carta de opinión digital tras la eliminación contra la Juventus. Se sienta a la mesa el tópico cierto de que en el fútbol todo es cambiante en función de los resultados y proyectos.

El mercado y la reconstrucción pendiente de la plantilla también serán elementos determinantes en juego para que Simeone siga con fuerzas. Y ahí habrá tristezas y alegrías, idas y venidas. Empezando por la marcha de Lucas Hernández al Bayern (su círculo ni valora la increíble contraoferta del club de tan cerrado que está el acuerdo con los bávaros y que desveló Marca para el pasado mercado invernal solo que retrasado a verano).

Simeone llegó como entrenador al Atlético en diciembre de 2011 y ha abierto una nueva era exitosa como nunca en la entidad, que también ha crecido como club con un nuevo estadio, una estructura más profesional y un presupuesto no tan alto pero sí suficiente para competir con los mejores.

Y en el imaginario colectivo de la afición rojiblanca, Simeone ocupa el podio de manera incontestable junto a Luis Aragonés y Fernando Torres. Se lo ha ganado por mucho que se trate de viralizar sin éxito la idea de que su momento ya pasó o, peor aún, la percepción de que no es el entrenador adecuado. Porque el Atlético nunca fue más Atlético que con él. Larga vida, pues, al acuerdo actual con la salvedad argentina.

Y que no se cante aquello de Gardel: