Los padres y el fútbol base: Decálogo para ayudar a tu hijo a ser feliz
Actualizado 21/09/2018 a las 20:38 GMT+2
Este es un pequeño decálogo para aquellos padres que buscan la felicidad de sus hijos y que sólo desean que sus peques hagan deporte jugando al fútbol, se socialicen y sean felices.
Cuando termina septiembre y empieza octubre, miles de chavales desde cinco años (prebenjamines) hasta los 18 (juveniles) empiezan sus ligas de fútbol, deporte que a día de hoy sigue siendo el mayoritario en España.
Junto a ellos acuden a los entrenamientos y a los partidos padres, madres tíos o abuelos a compartir con ellos la emoción por un deporte que generalmente comparten.
Desgraciadamente, el fútbol base es en la actualidad cada vez más conocido por peleas, broncas y agresiones a árbitros que por sus valores como deporte y herramienta para socializar a los chavales.
Este es un pequeño decálogo para aquellos padres que buscan la felicidad de sus hijos y que sólo desean que sus peques hagan deporte, se socialicen y, sobre todo, sean felices.
1. El fútbol es un juego; deja disfrutar a tu hijo
Si tú no has tenido facultades para llegar a ser Messi, tu hijo no está obligado a serlo.
Acompáñale a los entrenamientos y a los partidos para que juegue con sus amigos. La pregunta cuando termine de hacer su deporte favorito no debería ser: "¿Cómo ha quedado el partido. Has ganado?" Mejor sería preguntarle "¿Te has divertido? ¿Has aprendido algo nuevo?"
No es necesario que le presiones, cada niño aprende a su ritmo. Agobiarle nunca será una buena idea porque convertirás un juego en un ejercicio estresante para él
2. Nunca pierdas las formas; ni en la victoria ni en la derrota
Alejandro Rodríguez, un niño canario de cinco añitos, se hizo famoso cuando en mitad de un partido tuvo que poner paz entre su padre y un árbitro, que estuvieron muy cerca de pegarse.
“Paren, paren, paren...”, les dijo el crío para evitar una pelea segura.Y es que el resultado en el fútbol base es lo menos importante.
No merece la pena celebrar una victoria del equipo de tu chaval como si fuera la Champions ni hacer un drama de una derrota. Ellos seguramente se habrán olvidado del resultado a los diez minutos de terminado el partido.
3. Valora el entorno, no la categoría del club
Lo más importante es, como decíamos antes, que tu hijo sea feliz en un entorno que le haga crecer como deportista y como persona.
Si el club que has elegido para que haga deporte cumple con esas premisas, ¿qué más dará si tu hijo juega en Primera, en Segunda o puede aspirar a ganar algún título?
Manu Ginóbili, uno de los mejores deportistas argentinos de la historia que triunfó en los San Antonio Spurs de la NBA, lo explicó de maravilla.
4. Respeta las decisiones del entrenador
El niño necesita unas referencias; y el entrenador es de una de ellas.
Es probable que la persona que enseña fútbol a tu chaval ni siquiera cobre por ello y lo hago de manera altruista. Él es el que decide cuantos minutos juega tu hijo y la posición que debe desempeñar en el campo.
Cuando acudas a ver un entrenamiento o un partido, tu chaval sólo debe escucharte cuando le animes a él y a sus compañeros.
Las indicaciones técnicas sólo las debe dar el entrenador. Si el niño escucha a su padre y a su entrenador durante un partido y los consejos son contradictorios: ¿A quién debe atender? Será un lío tremendo para él.
5. Respeta al árbitro
Parece lo más lógico, pero es lo menos habitual. Es raro el partido de fútbol base en el que desde la grada no sale un insulto contra el árbitro.
Sin árbitro no habría fútbol de competición y ellos también están aprendiendo en el fútbol base, lo mismo que nuestros hijos. El ejemplo del niño canario con su padre y su entrenador habla por sí solo.
6. Respeta a los compañeros de tu hijo
Los compañeros de equipo de tu hijo son sus amigos, no sus rivales. No compite con ellos por un puesto en el equipo, ellos juegan juntos para divertirse y conseguir un bien común.
Si cuando vas a verle jugar haces comparaciones entre ellos o gritas diciendo que tu hijo es mejor que un compañero te estarás equivocándote gravemente. Y estarás generándole un problema a tu chaval.
7. Cultura del esfuerzo, no del resultado
Si tu hijo está aprendiendo, se esfuerza en cada entrenamiento o en cada partido, el resultado no tiene ninguna importancia. Las reflexiones anteriores del baloncestista Manu Ginóbili lo dicen todo.
8. Compromiso con tu hijo y con el equipo
Cuando apuntas a tu hijo a un equipo de fútbol lo haces con todas las consecuencias. Desde que empiece la liga no habrá viajes de fin semana, puentes, ni escapadas a una casa rural porque tu crío necesita a sus compañeros para jugar, y ellos le necesitan a él.
Por no hablar de partidos a las 9:00 am de un sábado en los que hay que estar una hora antes en el campo. El compromiso es para toda la temporada y tu futuro crack no puede ir sólo a los partidos.
9. Castigado sin ir a entrenar
Cuando avanza el curso y los niños suspenden alguno asignatura, es habitual que los plantillas de los equipos se queden con pocos efectivos porque hay muchos niños castigados. Y si no es por este motivo, es por mal comportamiento en casa.
Pero lo que los padres no entienden es que castigando a su hijo sin ir a entrenar o a jugar están castigando también a sus compañeros porque el fútbol es un deporte de equipo.
Hay otros castigos; no ver la tele, no usar la consola ni el móvil.... Y seguro que mucho más efectivos.
10. El tercer tiempo
Aunque este es un concepto más de rugby que de fútbol, tu hijo agredecerá compartir el post-partido junto a sus compañeros.
Hacer piña junto a sus compañeros ayudará a su socialización y a ti, padre de una futura estrella, te vendrá bien tomarte un cervecita de manera relajada junto al resto de los padres.
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