Milan 2-0 Siena

El Milan salió victorioso de un partido en el que ofreció sus dos caras. Durante la primera media hora, y en pequeñas dosis a lo largo de la segunda parte, el conjunto que dirige Massimiliano Allegri saltó al césped de San Siro dispuesto a resolver la papeleta con la mayor brevedad posible. Al habitual dominio absoluto de la posesión le añadió una velocidad endiablada que hacía presagiar un resultado escandaloso.

El Siena se dedicaba a achicar balones y elevar plegarias para que no llegase el tanto rossonero. El sistema le funcionó de forma casi milagrosa, e incluso gozó de un par de opciones para adelantarse en el marcador en las escasas veces que se asomó a los dominios de Marco Amelia. Reginaldo y Francesco Bolzoni estuvieron a punto de dar un susto a la hinchada del Milan.

Pero los minutos pasaban, y entre la falta de puntería, alguna intervención de mérito de Zeliko Brkic y el buen hacer de la defensa, especialmente Cristiano Del Grosso, lograron mantener la puerta a cero, lo que fue repercutiendo en el ánimo de los locales, que no lograban explicarse que el marcador no se hubiese movido. Bajo el ritmo y cuando se quiso dar cuenta ya estaba camino del vestuario.

Salió con energías renovadas en la segunda parte, pero sin transmitir la misma superioridad del tramo inicial del choque. Fue entonces cuando apareció Antonio Nocerino, que una vez más abría la lata para los suyos después de haber pasado casi una hora sin pena ni gloria sobre el terreno de juego. Surgió desde la frontal del área para aprovechar una buena dejada de Robinho a la salida de un córner. El balón tocó en un defensor y se alojó en la red.

El gol, y la posterior entrada de Alberto Aquilani devolvieron la tranquilidad al juego del Milan. Y la picardía de Kevin-Prince Boateng, probablemente el mejor del partido, terminó de sentenciar la contienda. Una gran contra llevada magistralmente con Robinho acabó con un pase del brasileño para el ghanés, que sin tocar el balón engañó a Brkic con un movimiento de cintura y se fue al suelo. Penalti y amarilla.

Ibra no perdonó desde los once metros y convirtió en el final del partido en un insufrible aburrimiento. Solamente la entrada de Alexandre Pato supuso un soplo de aire fresco para los locales. La búsqueda de su gol y un susto de Bolzoni que resolvió bien Amelia fueron los únicos alicientes de un partido que fue muriendo poco a poco hasta el pitido final.

Una victoria trabajada pero relativamente cómoda que deja al Milan en lo alto de la clasificación a la espera de los partidos de la Juventus, que recibe al Novara, y el Udinese, que tiene un difícil compromiso en su visita a la Lazio.